NUEVA YORK, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recurrió de nuevo en su discurso semanal a la lucha contra la crisis y prometió "hacer todo lo necesario" para impulsar la economía. Además, advirtió de que el país deberá asumir decisiones difíciles en un gesto especialmente dirigido a los más críticos con su gestión.
Obama manifestó su confianza en que funcionen las iniciativas económicas aplicadas desde que comenzara su mandato, un discurso especialmente significativo debido a las graves cifras del aumento del paro publicadas ayer.
"Desde el día que asumí el cargo sabía que resolver la crisis no sería fácil y que no sucedería de un día para otro y que seguiríamos viviendo días difíciles en los meses siguientes", reconoció. "Mi Administración tiene el compromiso de hacer todo lo necesario para afrontar la crisis y llevarnos a un futuro mejor", dijo.
El presidente también defendió su nuevo proyecto de presupuestos para 2010 ya con vistas al debate parlamentario de aprobación. "Nuestro país, como todas las familias, pasa momentos difíciles y debe asumir decisiones difíciles. Para pagar lo que necesitamos, no debemos gastar dinero en cosas que no necesitamos", afirmó.
"Hemos heredado un proceso presupuestario tan irresponsable como insostenible. Durante años, mientras Wall Street empleaba trucos contables para ocultar sus costes y desviar responsabilidades, también lo hacía Washington", indicó. "Este tipo de presupuestos irresponsables y prácticas inexcusables son ahora cosa del pasado", dijo.
Además, Obama defendió la necesidad de la reforma de la sanidad, una iniciativa que contribuirá a reducir el mastodóntico déficit público y a impulsar la economía.
Mientras, en el discurso semanal del Partido Republicano, el miembro de la Cámara de Representantes Roy Blunt, de Misuri, advirtió de los peligros de una excesiva implicación del Estado en el sistema sanitario.
"Hay gente que pasa mucho tiempo pensando cómo gastar más de nuestro dinero en programas gubernamentales más grandes. Estoy preocupado por que si el Gobierno interviene podría desplazar los programas sanitarios privados de los que disfrutan millones de estadounidenses", dijo.
