Pancartas a favor de las manifestaciones contra Daniel Ortega en Nicaragua
REUTERS / OSWALDO RIVAS
Actualizado: martes, 29 mayo 2018 17:55

MANAGUA, 29 May. (Reuters/EP) -

Los tradicionales apoyos del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, han comenzado a cuestionar su liderazgo a causa de la represión de las multitudinarias manifestaciones que desde hace más de un mes copan las calles de Managua y otras ciudades y que han dejado un saldo de más de 70 muertos y 800 heridos.

Las protestas estallaron el pasado 18 de abril por una reforma de la seguridad social que aumentaba las retenciones a trabajadores y empresarios y ponía a cotizar a los jubilados, pero crecieron rápidamente hasta reclamar la "democratización" del país.

Ortega intentó sofocarlas con un diálogo nacional al que acudió con la idea de hacer solo pequeñas concesiones. Sin embargo, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, una plataforma ciudadana que reúne a estudiantes universitarios --impulsores de las protestas--, campesinos, empresarios y políticos, le ha exigido su dimisión y elecciones anticipadas.

El líder 'sandinista' rechazó tajantemente estas demandas, provocando una suspensión del diálogo nacional. Un nuevo estallido de violencia este lunes entre manifestantes, policías y supuestos grupos paramilitares a las órdenes del Gobierno en Managua y la ciudad de Jinotepe, que ha sumado dos muertos y una treintena de heridos al balance de víctimas, ha hecho que Ortega acceda a hablar de "democratización".

Los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que visitaron Nicaragua entre el 17 y el 21 de mayo para "observar" la situación en el país determinaron que se han cometido graves violaciones de los Derechos Humanos por el uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía y "grupos paraestatales" contra manifestantes.

Según el balance de víctimas proporcionado por los expertos de la CIDH, al menos 76 personas murieron, 868 resultaron heridas y 438 fueron detenidas. La mayoría de las víctimas eran jóvenes manifestantes, aunque los investigadores regionales han identificado también a dos policías muertos y han registrado agresiones contra otros funcionarios.

OBISPOS, EMPRESARIOS Y MILITARES

La Conferencia Episcopal y el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), que hasta ahora convivían sin dificultades con Ortega, han optado por posicionarse esta vez del lado de los manifestantes, lo que convierte esta crisis política en una auténtica amenaza para el actual Gobierno.

"Nadie esperaba que esta violencia fuera así", ha explicado a Reuters Mario Arana, ex jefe del Banco Central y portavoz del sector privado en Nicaragua. "Las cosas comenzaron a cambiar" con las imágenes de jóvenes acribillados. Debíamos unirnos "al clamor de madres, abuelas y esposas que exigen justicia para sus seres queridos", ha apuntado.

El respaldo de la patronal nicaragüense llama la atención, ya que se calcula que los bloqueos de carreteras asociados a las protestas opositoras han costado en este más unos 250 millones de dólares. Las barricadas, han advertido en las últimas horas los manifestantes, se mantendrán hasta que las negociaciones con el Gobierno den resultados.

Por su parte, el Ejército, el otro gran pilar del 'orteguismo', ya que las Fuerzas Armadas de la nación centroamericana fueron refundadas por su hermano Humberto Ortega en la década de 1970 para derrotar a la dictadura de Anastasio Somoza, se han negado a seguir participando en la represión, de acuerdo con Reuters.

A mediados de mayo, ex oficiales mantuvieron una reunión nocturna en la ciudad de Masaya, al sureste de Managua, antigua sede de la insurrección contra Somoza y lugar de algunos de los enfrentamientos más violentos de las últimas semanas. Hablaron a un pequeño grupo de manifestantes.

"Todos luchamos contra el derrocamiento de la dictadura de Somoza, luego participamos en la guerra en defensa de la revolución contra 'la contra'", dijo Carlo Breles, ex comandante 'sandinista'. "Ahora estamos iniciando una tercera lucha contra la dictadura Ortega-Murillo", afirmó.

"UNA REVOLUCIÓN CÍVICA"

"Es una revolución cívica, inédita en la historia de mi país", ha destacado la socióloga y activista nicaragüense Violeta Granera. Las manifestaciones evidencian "una demanda nacional" para propiciar "un cambio total del sistema político, económico y social", ha considerado.

Es la primera vez que un movimiento opositor nacido del mero impulso ciudadano logra acorralar a Ortega. No obstante, Eduardo Enríquez, editor del diario nicaragüense 'La Prensa', uno de los pocos medios independientes que quedan en el país, ha advertido de que si la crisis se dilata la oportunidad podría esfumarse.

"Mientras más tiempo (pase sin que) veamos resultados, la gente comenzará a sentirse cansada y decepcionada. Y (ellos, el Gobierno) tienen la fuerza, la fuerza bruta. Así que no queremos perder el impulso", ha dicho.

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