Actualizado: domingo, 11 marzo 2012 18:07

KANDAHAR, 11 Mar. (Reuters/EP) -  

   Un grupo de "soldados estadounidenses borrachos" fueron los responsables de la masacre cometida esta madrugada en la localidad afgana de Panjwai, donde al menos 15 civiles afganos han resultado muertos a tiros, entre ellos nueve niños y tres mujeres, y sus cuerpos posteriormente incinerados para hacer desaparecer las señales del delito, según denuncian los residentes de la localidad.

   Testigos del incidente aseguraron que los soldados de EEUU llegaron al pueblo en torno a las 02.00 horas de hoy --hora local--, con claros signos de embriaguez, y procedieron a irrumpir en el interior de al menos tres viviendas, donde abrieron fuego contra sus ocupantes. "Estaban todos borrachos y estaban disparando por todas partes", declaró la vecina Agha Lala, que visitó una de las casas donde se produjo el tiroteo. Los cuerpos de los ocupantes estaban "acribillados a balazos".

   De momento solo se ha detenido a un soldado estadounidense, que se entregó por voluntad propia y está siendo interrogado en la base militar. La versión proporcionada en un principio por fuentes policiales afganas indica que el soldado abandonó la base a las tres de la madrugada del domingo --una hora más tarde de la que afirman los residentes-- y procedió a abrir fuego contra los residentes.

   El residente Haji Samad declaró que once de sus familiares, entre ellos sus hijos y sus nietos, fallecieron en el incidente.

Samad, que enseñó fotografías con las paredes de su domicilio manchadas de sangre, declaró que "los americanos echaron químicos sobre sus cuerpos y les incineraron".

   "He visto los cadáveres de once de mis parientes, entre ellos mis hijos y mis nietos", declaró entre lágrimas Samad, que había abandonado el pueblo sólo un día antes.

   Este suceso tiene lugar en un momento especialmente tenso de las relaciones entre EEUU y Afganistán tras el hallazgo de varios ejemplares del Corán quemados en la base estadounidense de Bagram, una ofensa gravísima que desató numerosas protestas en todo el país, que se saldaron con 30 fallecidos, entre ellos dos oficiales estadounidenses muertos a tiros por un presunto infiltrado talibán dentro del Ministerio del Interior en la capital, Kabul.

   Panjwai se encuentra a 35 kilómetros al oeste de la capital homónima de la provincia de Kandahar y se cree que es un foco de actividad insurgente.

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