BRUSELAS, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los ministros de Asuntos Exteriores de los Veinticinco se reunirán el fin de semana del 27 y 28 de mayo próximo en un monasterio cercano a Viena para preparar el debate sobre el futuro de Europa, un asunto que la presidencia de turno de la Unión Europea, en manos de Austria, se propone abordar en toda su intensidad durante la cumbre que los jefes de Estado y de Gobierno celebrarán en Bruselas en junio.
Tal y como acordaron los titulares de la Diplomacia europea en el reciente Consejo Europeo, la cita de mayo servirá para abordar de manera monográfica este debate que girará sobre la Constitución Europea y el proceso de ampliación.
Austria quiere hacer un primer balance de las "enseñanzas" aprendidas durante este "periodo de reflexión" que decidieron darse los líderes europeos tras el descalabro que creó el rechazo francés y holandés al texto constitucional, ratificado hasta ahora por catorce Estados miembros a los que se unirán en breve Estonia y Finlandia.
Los jefes de la Diplomacia europea "sondearán el terreno" de cara al encuentro de junio basándose en los debates nacionales sobre el futuro de Europa que se han celebrado en los distintos Estados miembros.
"Hay muchas sugerencias, pero ninguna que una a los 25 Estados miembros", dijo recientemente la ministra de Exteriores austriaca y presidenta en ejercicio del Consejo, Ursula Plassnik, ante el comité de Asuntos Exteriores del Parlamento austriaco durante una comparecencia sobre la marcha del proceso constitucional.
"Las discusiones hasta ahora han sido tensas, pero mis colegas me pidieron organizar un encuentro informal sobre el futuro de Europa, lo que demuestra una primera actitud más favorable y un pequeño pero significativo paso", añadió. "En junio, no seremos capaces todavía de dar una respuesta, pero debemos aclarar cómo podremos avanzar", admitió, no obstante, la ministra austriaca.
La UE intenta conciliar sus compromisos con países vecinos a los que se ha dado una perspectiva europea, como es el caso de los Balcanes, con los temores de la población expresados tras el último proceso de ampliación y esgrime cada vez con mayor frecuencia la llamada "capacidad de absorción" de la UE para eludir fijar fechas concretas.
