ROMA, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
Benedicto XVI no se refirió hoy al uso de preservativos, según había anunciado la prensa italiana, e invitó a ayudar a los afectados de Sida sin "prejuicios".
Así, el Santo Padre subrayó la importancia de "la colaboración con la Administración pública para que se cumpla la justicia social en un sector delicado, como es la asistencia de los enfermos infecciosos" y enumeró las enfermedades más temidas como el Sida, el virus del ébola, la tuberculosis y la lepra en el marco de su recepción a los participantes en el XXI Congreso Internacional, organizado por el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, que se celebra en Roma desde ayer y hasta mañana.
El Pontífice advirtió en su discurso que es necesario evangelizar el ambiente cultural en el que viven los enfermos. "Los prejuicios obstaculizan o limitan una ayuda eficaz a las víctimas de enfermedades infecciosas", dijo, a la vez que lamentó que exista en la sociedad del bienestar "la indiferencia e incluso la exclusión y el rechazo" hacia estas personas.
Asimismo, Benedicto XVI destacó el trabajo de los miembros de las órdenes religiosas dedicados a esta labor, "sacrificando su vida en servicio de las víctimas e enfermedades contagiosas, demostrando que la deducción hasta el heroísmo pertenece a la naturaleza profética de la vida consagrada". Y citó episodios concretos de Francisco de Asís y el beato Damiano De Veuster, con los leprosos, y la beata Teresa de Calcuta, en la cura del virus del ébola y la asistencia a los enfermos de Sida.
Los medios de comunicación italianos publicaron los días antes del inicio del congreso que el Papa estaba considerando la posibilidad de relajar la prohibición de los preservativos para permitirlos en "casos excepcionales", como la protección de enfermedades.
Según el diario 'La Republica"', el presidente del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, Javier Lozano Barragán, ha presentado al Papa un estudio de 200 páginas sobre el tema, en el que se dice que la utilización del preservativo se debe ver como "el mal menor" cuando se trata de prevenir el contagio de una enfermedad mortal.
