ROMA, 11 Jul. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) -
El arzobispo y secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, Agostino Marchetto, urgió a los países receptores de inmigración clandestina a vigilar para que los derechos de los inmigrantes que se hallan en situación irregular sean "salvaguardados y no ignorados o violados".
Marchetto, que pronunció estas palabras durante el Foro Global sobre Migración y Desarrollo organizado por las Naciones Unidas (ONU) y que terminó hoy en Bruselas (Bélgica), recordó que "independientemente de su situación jurídica" todas las personas, y por tanto, también los inmigrantes sin papeles, "tienen una dignidad humana inalienable".
Asimismo, insistió en que "una situación irregular no significa forzosamente criminalidad", al tiempo que consideró que la solución al problema de la inmigración irregular pasa por "una mejor cooperación internacional que desincentive la irregularidad" así como "aumentar los canales legales para la migración".
El arzobispo destacó el papel que juegan los emigrantes en la sociedad que los acoge, subrayando su contribución "al bienestar del país". Por esto motivo, instó a las autoridades gubernamentales a garantizar su "derecho a una vida digna, un trato correcto en el trabajo", así como el acceso a la educación, a la salud y a los demás servicios sociales" o "a manifestar libremente la propia cultura y practicar su religión".
Al mismo tiempo, recordó que "los derechos y deberes van juntos", de modo que, por su parte, "los emigrantes también tienen el deber de respetar la identidad y las leyes del país donde residen, de luchar por una justa integración (no asimilación) en la sociedad que les acoge y de aprender su lengua".
