SANA, 28 Abr. (EP/AP) -
Un líder de los rebeldes chiíes de Yemen, Abdel-Malek al Hawthi, aseguró hoy que la ofensiva gubernamental contra la insurgencia ha fracasado. Las autoridades, sin embargo, denuncian que los ataques han provocado ya la muerte a unas 3.500 personas sólo desde enero.
Al Hawthi, quien se entrevistó en la provincia de Saada con un periodista de AP, aseguró que "el régimen dominante ha tenido un gran fracaso en su intento de derrotar a los hijos de Saada. Tenemos capacidad y espíritu para proseguir con la guerra iniciada por esta injusta autoridad".
Esta es la cuarta ofensiva del Gobierno, dominado por los suníes, contra los insurgentes chiíes desde 2004.
Al Hawthi responsabilizó al Gobierno de estos combates, que calificó de "genocidio". "Las ciudades y pueblos están sometidas a las más atroces formas de aniquilación ejercidas por las autoridades corruptas, y los ciudadanos son los únicos perjudicados de estos bombardeos", añadió.
Las autoridades yemeníes y saudíes acusan al grupo de Al Hawthi, los Jóvenes Fieles Creyentes, de ser financiados por Irán. "Son mentiras, no recibimos financiación del exterior", aseguró, y añadió que es el Gobierno yemení quien es leal a fuerzas extranjeras.
El Gobierno "es el que es fiel a América y quien está movilizando, atacando, destruyendo y masacrando a su propio pueblo y derramando su sangre para satisfacer a América", afirmó Al Hawthi.
También hoy, varios responsables de Saada y un doctor en teología afirmaron que 1.500 militares y 2.000 rebeldes han muerto en los combates sólo este año. Estas fuentes aseguraron también desde el anonimato que 2.800 soldados resultaron heridos.
Estas cifras difieren considerablemente de las proporcionadas por el Ejército y el Gobierno, que estiman que los muertos se cuentan sólo por centenares.
