San Bernabé acaba su procesión bajo paraguas

Actualizado: miércoles, 11 junio 2008 15:56

 

   LOGROÑO, 11 Jun. (EUROPA PRESS) -

   San Bernabé acabó hoy la procesión del día grande de sus fiestas bajo paraguas, después de que la amenaza de lluvia, intermitente desde que comenzara el acto, desembocara en un aguacero. La Cofradía de la Esperanza, en cambio, decidió que la Virgen no participara. La lluvia, aunque no apagó el fervor de los logroñeses, sí intervino en el desarrollo del acto y en los ánimos de los ciudadanos.

   Tal y como manda el 'voto a San Bernabé', el alcalde de Logroño, Tomás Santos, llamó a concejo y acudió, acompañado también por el presidente riojano, Pedro Sanz, a la misa que se celebró en la Concatedral de San María La Redonda en honor a San Bernabé y oficiada por el obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Juan José Omella.

   Después, encabezó la tradicional procesión que, en esta ocasión, no contó la imagen de la Virgen de la Esperanza. La lluvia, amenazante a ratos, suave pero constante a otros, hizo llamar a la precaución de la Cofradía de la Esperanza que sólo sacó el estandarte.

   La de San Bernabé decidió que, tal día como hoy, no era conveniente dejar a los logroñeses sin su santo y se comprometió a encargase del arreglo si salía dañada. Lo cierto es que, al comenzar la procesión, un tímido sol hizo pensar que la lluvia sólo era una amenaza.

   Sin embargo, cuando ya había transcurrido la mayor parte del evento, el agua comenzó a caer con cada vez más fuerza y los cofrades luchaban por alzar sus paraguas para proteger al santo. Ironías del tiempo, poco después de finalizada la procesión, dejó de llover.

   LOGROÑESES, CASCO ANTIGUO Y EBRO

   A pesar de esto, la procesión tuvo pocas variaciones. Santos, por primera vez como alcalde, hizo una parada en los tres lugares elegidos en representación de las puertas de la muralla en el asedio del 1451 y, en cada uno, como señal de posesión, ondeó las banderas tres veces.

   Los logroñeses, protegidos por sus paraguas y el fervor al voto, acompañaron todo el trayecto, aunque, contagiados por el nerviosismo del tiempo, abuchearon a los periodistas, con más intensidad que otros años, mientras les insultaban y, en algún caso, empujaban, por no dejarles ver con claridad el acto.

   El primer 'banderazo' tuvo lugar bajo el arco situado frente al antiguo Ayuntamiento y con el que, antaño, el pueblo agradecía al alcalde la organización de las fiestas. El primer edil lo dedicó a todos los logroñeses, nacidos y empadronados, "para que todos juntos hagamos un Logroño mejor donde se pueda trabajar, disfrutar y vivir en paz".

   La procesión hizo varias paradas hasta llegar al segundo 'banderazo', en la esquina conocida como 'Cuatro cantones', en la que Santos, que apunto estuvo de golpear a un ciudadano con un 'banderazo', dada la cercanía con que la gente se le agolpaba, prometió, en el "cogollo" de la ciudad, rehabilitar el Casco Antiguo bajo dos premisas: "el respeto a los que aquí viven y la puesta en valor de los restos arquitectónicos".

   Mientras la procesión continuaba por la conocida como 'calle Mayor' (Marqués de Vallejo, en realidad), en la que, como tantas veces ha recordado, nació el actual alcalde, la lluvia empezó a ganar intensidad. Cuando, por fin, San Bernabé llegó al acto del Revellín la lluvia caía a cántaros.

   Dada la situación, no se bailaron las jotas tradicionales, a cargo del Grupo de Danza de Logroño-La Rioja, frente al Parlamento de La Rioja, ni el Obispo bendijo el pez en este enclave. Todo tuvo que hacerse más rápido y bajo el puente del Revellín.

   Allí, tuvo lugar el último banderazo, en el que Santos se acordó de la Cofradía del Pez, "imprescindible" para estas fiestas, y el Ebro, "como calle central de la ciudad". Después, todas las autoridades fueron a disfrutar de la ofrenda del pez y, poco más tarde, cesó la lluvia y salió un leve sol.