Familiares de residentes de un centro de Madrid denuncian maltratos físicos y psicológicos y mala atención

Actualizado: miércoles, 24 junio 2009 12:39

La mujer de un interno denuncia que a pesar de tener un golpe que podría afectar su pulmón se negaron a llevarle a un hospital

Denuncian que les dan "poca comida" para que no engorden pues los auxiliares no podrían moverles, y dicen que les cobran el oxígeno y la lavandería

MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -

Familiares de varios residentes y ex residentes de una clínica residencial del municipio Los Molinos denunciaron hoy presuntos malos tratos físicos y psicológicos, así como un "control militar" sobre los internos, a quienes no se les permite que una ambulancia les lleve a un hospital cuando tienen algún tipo de lesión.

Después de algún tiempo en el centro, María encontró a su marido, de 57 años con una hemiplejia del lado izquierdo provocada por una infección del bulbo raquídeo, con "convulsiones, vómitos y un dolor en un costado". Cuando le preguntó, él le contó que una auxiliar le había tirado de su silla de ruedas, algo que los responsables del centro y la propia trabajadora negaron. Aunque ella muestra fotos en las que se ven los hematomas causados por la caída y de la manera en la que lo tenían vendado, tal y como adelantó ayer el diario '20 minutos'.

Cuando un médico observó su situación, se mostró preocupado porque el golpe le podría haber afectado al pulmón. Al ver el estado de su marido, María pidió al centro que una ambulancia lo trasladase a un hospital para que los médicos pudieran analizar su situación más a fondo. No sólo obtuvo la negativa por respuesta, sino que el coordinador de la residencia le amenazó con la pérdida de plaza.

María decidió denunciar los hechos, y días más tarde recibió una citación de los Juzgados de Villalba (Madrid) para declarar ante el juez y que un médico forense analizase la situación. Pero desde el departamento de administración del centro 'Los Olmos' se negó la posibilidad de que una ambulancia llevase a su marido.

Finalmente, el mismo día que María presentó un escrito para que el juez visitase el centro, el forense acudió al mismo. Dos días más tarde, el juez también se presentó y se entrevista con los responsables del centro y con su marido. María denuncia que en ningún momento ella ha podido intervenir en dichas entrevistas a pesar de que a su marido "no se le entiende casi nada de lo que dice" y que ni siquiera han pedido su declaración.

Ya han pasado 14 meses desde que su marido fue ingresado en la clínica, y María asegura que son tales las condiciones en las que se encuentra que sólo ingiere "pan y agua porque la comida es malísima y escasa". Según ella, en el centro se escudan en que, en caso de engordar, no podrían transportar a su marido.

María insiste en que el resto de residentes no denuncian la situación por miedo. De hecho, ella misma se niega a dar la cara delante de las cámaras y a dar nombres que les puedan identificar. "Tú te vas y yo me quedo, y no sabes lo que me hacen y se pone a llorar", recuerda sobre su marido.

El caso de su marido no es diferente al de otros familiares que denuncian que han sido derivados a ese centro a pesar de que no está preparado para personas con daños cerebrales, como también es el caso de un anciano que "tuvo un ictus y que tiene una hemiplejia en el lado izquierdo de su cuerpo".

La hija de este afectado, que decidió sacarlo de la residencia "a finales de abril", relató que el trato que allí se aplicaba era más de un "régimen autoritario que de una residencia". "Sólo dejan visitar a los enfermos de cuatro a siete de la tarde de lunes a viernes y no puedes hacer una llamada telefónica para saber como ha pasado la noche el familiar", describió.

Esta mujer, que prefiere ocultar su nombre por miedo a represalias, relató que en la residencia se daba "un trato bastante falto de respeto hacia los enfermos y hacia los familiares también". "He visto al resto de enfermos pidiendo agua sin que se la dieran, como los ataban en la silla de ruedas y los dejaban en un pasillo horas y horas", atestiguó esta familiar que, finalmente, decidió sacar a su padre del centro.

"UNA RATONERA TERCERMUNDISTA".

Otra de las denunciantes, que acaba de sacar a su hermana de 80 años de un centro que califica de "ratonera tercermundista", denuncia que las enfermeras no son "personas cualificadas, sino mano de obra barata".

En este caso, su hermana tuvo que ser ingresada en un hospital para ser tratada por una infección que cogió en el propio centro. Cuando volvió, su familiar encontró que ésta se encontraba en una habitación que define como una "buhardilla", sin contacto con los demás residentes ya que el oxígeno que necesita sólo se lo pueden facilitar con una bombona que le impide moverse.

De hecho, si quieren una bombona de oxígeno más pequeña, tienen que costearla ellos mismos, así como el servicio de lavandería. Por ambos servicios, en dos meses tuvo que pagar más de 400 euros.

Por su parte, el director de la residencia, Joaquín Sastre, desmintió la versión de las familias al asegurar que no tienen constancia de las denuncias, ni queja alguna, aunque se negó a hablar a cámara o a mostrar las instalaciones del centro por falta del permiso de la Administración. Todo es una pura invención y una mentira, dijo, a la vez que recordó que el centro pasa dos inspecciones anuales.

Por su parte, desde la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid señalaron, en conversación telefónica, que en dicha residencia no ha habido malos tratos. Además, recalcaron que después de abrir una investigación tras recibir una queja en marzo de 2009, los técnicos del departamento regional constataron que esos supuestos malos tratos denunciados eran falsos.

Así, desde la Consejería precisaron que en las investigaciones que se realizaron tan sólo se descubrió que había algunas deficiencias, tales como habitaciones en mal estado por desconchones en las paredes o simplemente, puerta con leves desperfectos. Por último, aseguraron que la residencia tomará las medidas oportunas para subsanarlas.