Navalcarnero.- Mañana se inaugura el humilladero de San Ignacio de Loyola, para rendir homenaje a la Compañía de Jesús

Actualizado: viernes, 24 octubre 2008 13:12

La orden religiosa jugó un importante papel en la historia del municipio durante dos siglos

MADRID, 24 Oct. (EUROPA PRESS) - El alcalde de Navalcarnero, Baltasar Santos, inaugurará mañana sábado el humilladero construido en honor a San Ignacio de Loyola, el que fuera fundador de la Compañía de Jesús, una orden religiosa que jugó un importante papel en la historia del municipio durante dos siglos, tras ratificar el Papa Pío IV la anexión del curato de nuestra parroquia al Colegio de Alcalá, obligándose a erigir un centro docente en la villa en el que enseñar gramática y la doctrina cristiana a los niños del lugar, además de ejercer la cura espiritual de sus vecinos. El humilladero está ubicado en un entorno muy próximo a donde se hallaba el colegio y en el que vivieron los jesuitas en la villa. De hecho, la calle se denominaba antiguamente calle del Colegio, debido a la existencia en ella de este centro docente, hasta que en los años 30 pasó a recibir el nombre de Bernardino Beotas. El humilladero se ha realizado aprovechando el hueco dejado tras la retirada de un antiguo centro de transformación eléctrico que, tras el soterramiento del cableado de alta tensión llevado a cabo en el municipio, quedó inhabilitado.

Construido en ladrillo visto y granito, cuenta con un cupulín de plomo y una verja de hierro forjado a la entrada. El interior está decorado con escenas de la vida de San Ignacio de Loyola recreadas por el maestro pintor Alberto Pirrongelli. Y en el centro se sitúa una escultura de bronce del santo, obra del escultor Melchor Gutiérrez San Martín. A la entrada del humilladero hay un pequeño 'vestíbulo', en cuya pared una placa explica el paso de los jesuitas por la localidad. La dirección de la obra ha corrido a cargo del arquitecto Raimundo Estepa.

LOS JESUITAS EN NAVALCARNERO

No ha llegado a nuestros días ningún vestigio de la arquitectura del colegio de la Compañía de Jesús, puesto que la expulsión de los jesuitas (1767) y el paso del tiempo han borrado las huellas de esta presencia. Llama la atención que los regulares de San Ignacio eligieran Navalcarnero para fundar uno de sus colegios. Su sistema educativo, distinguido por su modernidad y eficacia, el prestigio social de sus miembros y la gratuidad de su enseñanza habían otorgado justa fama y valoración a estos centros docentes.

Las primeras gestiones datan del año 1563. Partieron de la iniciativa y el interés personal del doctor Juan Bautista de la Madrid, párroco de la Asunción. Simpatizante de la obra de San Ignacio de Loyola, propuso a sus hijos de Alcalá de Henares que fundaran un colegio en Navalcarnero. La propuesta fue estudiada por el padre Martín Hernández quien se desplazó a conocer el pueblo. Su informe no pudo ser más positivo: en él vivían 600 vecinos (3.200 personas aproximadamente) con buenas perspectivas de seguir creciendo, sólo había una iglesia parroquial y no existía ningún establecimiento de orden religiosa. Además las rentas parroquiales eran suficientes para el mantenimiento del futuro colegio. El interés de los jesuitas fue así ratificado, por lo que sólo faltaba dar forma legal a la operación. La fórmula elegida fue la presentación ante la Santa Sede de la resigna (devolución) del curato por su titular, el doctor de la Madrid; al mismo tiempo que la Compañía de Jesús solicitaba su traspaso al Colegio de Alcalá de Henares.

El acuerdo fue aprobado en forma de bula el 7 de julio de 1563 por el Papa Pío IV (1559-1565). En este documento quedó ratificada la anexión del curato de la parroquia al Colegio de Alcalá, que se obligaba a erigir un centro docente en Navalcarnero. Sus futuros residentes tendrían que enseñar gramática y la doctrina cristiana a los niños del lugar, además de ejercer la cura espiritual de sus vecinos.