La UMU alerta de la necesidad de hacer un seguimiento a tres especies de peces invasores presentes en el Segura

Actualizado: domingo, 22 febrero 2009 12:20

En torno al 68% de las especies de peces que habitan el río Segura son invasoras y el 30% restantes son autóctonas

MURCIA, 22 Feb. (EUROPA PRESS) -

El Departamento de Zoología y Antropología Física de la Universidad de Murcia (UMU) ha alertado de la necesidad de hacer un seguimiento de tres especies de peces invasoras presentes en el río Segura y que representan una amenaza potencial de magnitudes insospechadas --lo que se denomina 'Efecto Frankenstein' en alusión a la conocida novela de M. Shelley-- para las pocas especies autóctonas que aún habitan las aguas del curso fluvial.

En concreto, estas tres especies son el alburno (Alburnus alburnus); la lucioperca (Sander lucioperca), que es una especie ictiófaga -comen otros peces--; y la la perca sol (Lepomis gibbosus), que se alimenta de pequeños peces y otros vertebrados, así como de la puesta de otros peces, entre otros organismos acuáticos, según informó a Europa Press la investigadora de este departamento de la UMU, María del Mar Torralva.

Sin embargo, estas tres variedades no son las únicas invasoras que habitan las aguas del río Segura. Y es que un total de 11 especies de peces foráneas han colonizado la cuenca introducidas por el ser humano y representan una amenaza potencial para las cuatro especies autóctonas que aún habitan las aguas del curso fluvial.

Esto quiere decir que, en el río Segura, en torno al 68 por ciento de las especies son exóticas y el 30 por ciento restantes son autóctonas. Además, entre las nativas, el fartet (Aphanius iberus) está catalogado en peligro de extinción, y el cacho (Squalius pyrenaicus) tiene un alto nivel de amenaza.

Las tres especies invasoras que revisten una mayor gravedad fueron vistas a partir del año 2000 y, desde entonces, su expansión ha sido "increíble", reconoce Torralva, quien explicó que, por ejemplo, en la vega media y alta del río Segura, la biodiversidad de peces epicontinentales ha crecido "desproporcionadamente" a costa del aumento de especies exóticas.

Por ejemplo, la Perca sol, que la UMU citó por primera vez en mayo de 2004, se ha extendido "ampliamente" en cuatro años y puede ser vista en el eje principal del río sin problemas, además de en embalses como el de Ojós, Pliego y de la Cierva". La velocidad de avance "es impresionante", reconoció la investigadora.

Otra especie como el alburno, de origen europeo y de la que sólo había unas citas esporádicas en el Segura hasta 2004, cuatro años más tarde se considera presente en toda la cuenca, destacando las grandes densidades registradas en los tramos entre Cieza y Archena, en el embalse de Mayés y de la Cierva y Algeciras.

Asimismo, la lucioperca, también europea, fue descrita por la UMU en el Segura por primera vez en el año 2000, en el término municipal de Cieza, y también se está expandiendo, aunque le está costando mucho llegar a las zonas más bajas del curso y no llega a la ciudad de Murcia, pero es una gran depredadora, precisó.

En este sentido, Torralva señaló que la Región no se caracterizó nunca por tener una gran diversidad de peces, y las comunidades de ejemplares estaban bien estructuradas". No obstante, el problema "es que ahora ha aumentado la diversidad a costa de especies exóticas que se están convirtiendo en invasoras", añadió.

Las especies exóticas, por definición, están fuera de su área nativa de distribución, y cuando se aclimatan, se naturalizan y se expanden a costa de otras especies nativas a las que provocan un perjuicio. Entonces se convierten en invasoras, apuntó la investigadora, aunque dijo que no todas las especies que llegan se aclimatan, sino que pueden morir y no expandirse.

Torralva explicó que las especies que proceden de Norteamérica y del centro de Europa "normalmente son grandes depredadores, pueden comer huevos, juveniles o adultos de otros peces, así como invertebrados --moluscos o insectos--". Por el contrario, las especies ibéricas "no comen otras especies de peces normalmente, aunque sí comen otros invertebrados, detritos o algas", puntualizó.

En el río Segura hay distintas categorías y algunas son muy agresivas, como la lucioperca y el black-bass, que pueden comer, incluso, nidadas y pollos de aves, dijo Torralva, quien añadió que la perca sol "también puede comer estados larvarios de anfibios, por lo que no sólo son depredadores de otros peces, sino de otros vertebrados".

Por este nivel de agresividad, justificó que la invasión puede considerarse una analogía con lo que se conoce como 'Efecto Frankenstein', al igual que el personaje de Mary Shelly, el Dr. Frankestein, quien quiso desarrollar una versión mejorada del ser humano y consiguió fabricar un monstruo.

Y es que la introducción de especies exóticas en la mayoría de las situaciones son bienintencionadas, y persiguen la mejora del ambiente, pero lo que en realidad consiguen "es dar lugar a un monstruo, que se expande y se naturaliza, instalándose en el sistema y es impredecible la magnitud del daño que pueden producir".

Estas especies no sólo son depredadoras sino que también son modificadoras del hábitat y transmisoras de enfermedades. Además, una nueva especie invasora compite por el espacio y los recursos tróficos --el alimento-- con las nativas, de forma que su expansión puede ir más rápida o más lenta en función de estos parámetros.

SOLUCIONES.

Torralva reconoció que eliminar estas nuevas especies exóticas es muy difícil aunque aseguró que "es posible controlarlas y mantenerlas a raya, para lo que es necesario estudiar sus estrategias de vida, conocer cómo crecen, cómo se reproducen, sus relaciones con otras especies y cómo se están alimentando a lo largo de todo el año.

Por ello, dijo que la investigación se puede orientar de la forma más aplicada posible, esto es, se pueden elegir las zonas de mayor densidad y actuar sobre ellas. Proceder en este sentido, a su juicio, es "vital" en los casos de la perca sol, la lucioperca y el alburno.

Igualmente, consideró "peligrosa" la gambusia, una especie "que introdujo la Administración a principios del siglo XX en todo el país para luchar contra el paludismo, ya que se come las larvas de mosquito, sin saber que se convertiría en la actualidad en una de las 100 especies más agresivas del mundo". Paradójicamente, "está en peligro de extinción en su zona de origen" indicó, y dijo que su departamento de la UMU ya participa en un programa de control de la especie como parte de un proyecto europeo de seguimiento del fartet.

Estas especies no llegan solas, sino que lo hacen de la mano del hombre --efecto antrópico--, por lo que "la llegada puede ser accidental o deliberada". Asimismo, son introducidas cuando "se establecen sistemas de canales y obras que comunican unos ríos con otros y hacen que las especies pasen de uno a otro".

Este problema lo padece, por ejemplo, la boga del Tajo y el gobio, que pertenecen a una familia originaria de la península Ibérica y que el trasvase Tajo-Segura ha introducido en el río Segura, por lo que se les llama especies "traslocadas". Éstas "pueden llegar a ser perjudiciales por la competencia por los recursos y por el espacio, pero el nivel de amenaza es menor puesto que no son depredadoras de otros peces y están emparentadas con las especies nativas".

La Administración nacional también fue responsable de algunas invasiones, ya que introdujo, hasta la década de 1970, especies de peces en los ríos para la pesca deportiva como fueron black-bass (Micropterus salmoides) y lucio (Esox lucius), no existiendo el mismo conocimiento medioambiental que se tiene hoy en día. Este tipo de prácticas "dejó de suceder, pero sigue habiendo introducciones para un uso lúdico deportivo por parte de pescadores, que aprecian tallas más grandes, que son especies trofeo más llamativas".