El acusado del crimen de la calle Oporto de Vigo se muestra "arrepentido" y justifica lo ocurrido por su forma de ser

Actualizado: miércoles, 18 febrero 2009 16:39

La acusación concluye que el móvil del doble asesinato fue pasional y rechazan las eximentes de la defensa

VIGO, 18 Feb. (EUROPA PRESS) -

El acusado del doble crimen cometido en julio de 2006 en la calle Oporto de Vigo, Jacobo P.R., de 30 años de edad, se mostró "arrepentido" por haber causado la muerte de Isaac P.T., de 27 años y Julio A.L., de 32 años, y justificó su participación en estos hechos por su forma de ser.

Así, haciendo uso de su derecho a la última palabra en el juicio que se celebró en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra en la ciudad olívica, el acusado se manifestó "arrepentido de todo", tras reconocer que estuvo en el piso de las víctimas y que las acuchilló. "No culpo a nadie, es mi culpa por como soy", se justificó.

Jacobo P.R. pidió "perdón" a la madre de Isaac P.T., que estuvo presente en la sala durante los tres días del juicio, así como a su propia familia "por lo mal que lo están pasando". También pidió, con la voz quebrada ya y entre lágrimas, perdón a su hijo, un menor cuya custodia tienen los padres del acusado.

En su alegato final, el acusado repasó su versión de los hechos e insistió en que atacó a Julio porque éste le amenazó con un cuchillo para que mantuviera relaciones sexuales con él y con Isaac. Según dicha versión, tras acuchillar a ambos estuvo "dando vueltas por la casa", pero tenía la percepción de que las víctimas todavía estaban vivas y que podrían atacarle, por lo que volvió a apuñalarles -hasta un total de 35 veces a uno y 22 veces a otro--, y les ató con cable.

Jacobo P.R. relató que se fue a Cangas en barco y que, tras pasar por casa de un amigo y estar en un bar con otro conocido -a ambos les confesó que había matado a Isaac y a Julio en defensa propia--, se desplazó en autobús a Marín porque se sentía "perseguido por la calle". Asimismo, afirmó que fue detenido por un policía en esta localidad, a pesar de que pudo "haber escapado", y apuntó que, momentos antes, había estado reflexionando sobre suicidarse, por la "ruina y la vergüenza" que iba a causar a su familia si lo detenían.

MÓVIL PASIONAL

En la exposición final, el Fiscal concluyó que "lo que subyace en el juicio es un crimen pasional, que probablemente es el móvil" de los dos asesinatos, al tiempo que argumentó que el acusado acudió al piso de las víctimas para mantener relaciones sexuales con Isaac P.T.. Además, señaló que la "excusa" del miedo manifestado por Jacobo a ser "violado y asesinado" no se sostiene con las pruebas presentadas estos días.

En ese sentido, recordó que el acusado estuvo toda la tarde encerrado en una habitación con Isaac, y que apuñaló a éste y a Julio con "ensañamiento", ya que la mayoría de lesiones eran "innecesarias" para causar la muerte, y aumentó "el padecimiento y agonía" de unas víctimas "ya indefensas".

El Fiscal también subrayó las "palmarias contradicciones" del acusado y las "mentiras y falsedades" de su versión, al tiempo que recordó que no cabe la legítima defensa, la eximente de intoxicación ni la del miedo, cuando Jacobo estuvo varias horas en el piso tras el crimen y causó intencionadamente un incendio para borrar los indicios de lo que había hecho. "Tuvo un comportamiento frío y despiadado", destacó.

Por su parte, la acusación particular coincidió con el Ministerio Fiscal en el móvil pasional del crimen, y recordó que una de las víctimas -Isaac-- fue acuchillado repetidamente en la cara con la intención de desfigurar su rostro. Así, recordó que, según las forenses, este patrón de comportamiento se asocia a crímenes pasionales.

El letrado también subrayó la "saña y la barbarie" de la actuación de Jacobo P.R. y rechazó las eximentes planteadas por la defensa, ya que "no hay disculpa que pueda excusarle de las barbaridades que cometió". En ese sentido, insistió en la "frialdad aterradora" del acusado y unió a sus acusaciones la de hurto, puesto que se llevó una maleta con "objetos de valor" del inmueble así como dinero en efectivo.

DEFENSA

La abogada de la defensa, negó las contradicciones de su cliente, apuntó que Jacobo estaba "drogado y flipado" cuando cometió el crimen, y actuó en legítima defensa ante una "doble amenaza", la de "mantener relaciones sexuales forzadas bajo amenaza de que lo iban a matar". "Eran dos individuos armados contra Jacobo", reiteró.

Asimismo, la defensa insistió en el argumento de que el acusado era un "adicto" a la cocaína, que actuó con "impulsividad" debido a la ingesta de esta droga y del alcohol, y que su "inteligencia límite" lo convirtió en una persona "atrofiada por el miedo a ser sorprendido por un ataque" y "sin la capacidad de reacción de una persona normal".

La letrada mantuvo su petición inicial de que Jacobo sea absuelto, mientras que el Fiscal reclamó que se le condene a un total de 60 años de cárcel por dos delitos de asesinato y uno de incendio, además de imponerle una indemnización de 200.000 euros para la madre de Isaac P.T. Por su parte, la acusación particular realiza la misma petición que el ministerio público, a la que añade otros 18 meses de prisión por un hurto, y pide 400.000 euros de indemnización para la madre de Isaac.