VALLADOLID, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia de Valladolid impuso una pena de tres años de cárcel al joven gallego José Luis V.F, quien fue detenido en agosto de 2005 en Laguna de Duero (Valladolid) en posesión de 12 gramos de cocaína que ocultaba en un paquete de Camel y 235 euros que portaba en otro paquete de la misma marca.
En su fallo, la Sala no creyó la versión del ahora condenado, quien alegó que la mercancía era para su autoconsumo, y consideró acreditado que el joven, para quien el Ministerio Fiscal pidió tres años y medio de prisión, pretendía traficar con las sustancias que le fueron incautadas, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Durante el juicio, el acusado, residente en A Coruña y trabajador de Fadesa, se declaró adicto a la cocaína y explicó que periódicamente se desplazaba hasta Laguna de Duero para realizar trabajos como instalador de pladur en una obra que tenía allí abierta la referida constructora.
Por ello, el procesado alegó que cada quince días adquiría la sustancia para su autoconsumo en su localidad de residencia, ya que "era más barata y de mayor calidad", y viajaba luego con ella hasta Laguna cada vez que le encargaban algún trabajo de pladur en la villa lagunera.
El joven fue detenido sobre las 20.30 horas del día 24 de agosto de 2005 en la calle Hernán Cortes de Laguna cuando se encontraba en el interior de un turismo en compañía de otras dos personas, otro varón y una mujer.
Un agente de la Guardia Civil de paisano fue el que detectó la presencia del vehículo junto a una obra y quien, dada la actitud sospechosa de los ocupantes, dio el aviso para que una patrulla acudiera al lugar y registrara a los sospechosos. "Por comentarios de toxicómanos y suministradores, teníamos sospechas de que los tres, fundamentamentel, el acusado pudieran dedicarse a la venta de droga al 'menudeo'", explicó el guardia civil.
Sus compañeros de apoyo, que acudieron en un todo terreno, registraron a los tres ocupantes y hallaron a José Luis V.F. 11,70 gramos de cocaína distribuidos en veintidós bolsitas dentro de un paquete de tabaco y valorados en 848 euros, así como 235 euros dentro de otro paquete de tabaco de la misma marca.
La forma en que iba distribuida la droga y lo fraccionado del dinero llevaron al fiscal a mantener la convicción de que el acusado tenía previsto destinar la droga, al menos parte de ella, para su venta a terceras personas, tal y como consideró también el tribunal. Los informes recibidos por la Guardia Civil sobre la supuesta actividad delictiva del imputado, junto con la imposibilidad de éste de sufragarse dicho vicio conforme a lo que ganaba mensualmente, fueron también razones esgrimas para fundamentar la condena.
