MADRID, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
El tribunal de la Audiencia Nacional que sigue el 'macrojuicio' contra el supuesto entorno de ETA volvió hoy a extraviar unas pruebas, en este caso unas cartas del ex responsable de Ekin Xabier Arregi Imaz dirigidas a los etarras Mikel Zubimendi y Pablo Elkoro, que el fiscal Enrique Molina utilizaba para intentar acreditar que Ekin controlaba el colectivo de presos de la banda terrorista. El tribunal tampoco encontró esta mañana unos documentos intervenidos al ex dirigente etarra José María Dorronsoro que supuestamente vinculaban al principal acusado, Xabier Alegría, con ETA.
La Sección Tercera de lo Penal de la Audiencia Nacional no encontró estas cartas que fueron solicitadas por el abogado del acusado, Iñigo Iruin. Después de un receso en el que buscaron las pruebas, la presidenta del tribunal, Ángela Murillo, se limitó a constatar que "efectivamente, la pieza de convicción de este señor no está en su caja", dijo.
Antes de constatar que las misivas se habían extraviado, Arregi Imaz dijo que escribió a los dos etarras porque "eran de su pueblo" y, en el caso de Elkoro, estudiaron juntos en el instituto. Según manifestó, estas cartas eran "formas de adhesión a los presos políticos vascos" y "todas las navidades" sufamilia las escribía. "Incluso mi madre les escribe", aseguró, y añadió que no tienen nada que ver con ninguna directriz de ETA o de Ekin sobre los presos.
Además, el acusado aseguró que en los tres meses y medio en los que estuvo en la cárcel de Alcalá-Meco (Madrid) no dio ni recibió ninguna directriz de ETA ni de Ekin al colectivo de presos etarras. Es más, según dijo, no existe este colectivo, sino uno de "presos políticos vascos", que abarca miembros de ETA, gente acusada de "kale borroka" (lucha callejera) y personas acusadas "por trabajar en organizaciones vascas". Tras reiterar que no recibieron directrices de ETA, es que "las únicas medidas que desarrollaba el colectivo fueron para reconocer sus condiciones de vida".
ETA Y EKIN SON "TOTALMENTE DIFERENTES"
Xabier Arregi Imaz aseguró que su actividad política se limitó a su pueblo, Vergara (Guipúzcoa), y subrayó que que fue militante de Ekin pero no de ETA. "Son dos organizaciones totalmente diferentes", añadió tras asegurar que su militancia fue siempre "totalmente pública, no clandestina".
Asimismo, rechazó las declaraciones que realizó ante la Guardia Civil y ante el juez Baltasar Garzón, ya que, según él, fueron hechas bajo coacción, y puesto que su "único interés" era demostrar que no pertenecía a ETA, reconoció lo que le dijeron los agentes y el magistrado en el interrogatorio.
