BARCELONA, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
El portavoz de ICV en el Parlament, Joan Boada, pidió hoy a los principales colectivos sociales de Catalunya que "se mantengan alertas" ante la "amenaza" que, a su entender, aún se cierne sobre el título de Derechos, Deberes y Principios Rectores del Estatut.
Boada aprovechó el evento convocado para celebrar la inclusión de este capítulo en el nuevo Estatut catalán, después de que fuera aprobado ya por la ponencia del Congreso, para lanzar "un grito a la movilización" de los colectivos "sindicales, feministas, ecologistas, vecinales" y de toda índole social en defensa de este nuevo capítulo del Estatut.
Un título que, para Boada, aún corre el peligro de "desaparecer" de la reforma estatutaria por "la amenaza de la derecha política y económica, tanto de CiU y el PP, como del Ejército, de la Iglesia y de los sectores más retrógrados de la sociedad" española que "están apretando para que desaparezca".
Ante unas 150 personas, entre las que se contaban representantes de la Asociación de Mujeres Juristas, la Federación de Movimientos para la Renovación Pedagógica, de Comisiones Obreras de Catalunya y de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), Boada instó a "mantenerse alertas hasta que el Estatut se apruebe" definitivamente.
Boada defendió el título primero del Estatut, de los Derechos, Deberes y Principios Rectores, como una "herramienta en manos de los ciudadanos para controlar la acción del Gobierno" catalán y "defender a los sectores más vulnerables" y declaró el "orgullo" de ICV por haber hecho bandera de este capítulo en la negociación del Estatut.
Al "motivo de alegría" que supone para esta formación la inclusión de este capítulo, que a su entender no ha sido desvirtuado por los "pequeños retoques técnicos" que en la ponencia permitieron el concurso finalmente de CiU, que se oponía en un principio, se sumó también hoy la celebración del 19 aniversario de la fundación de ICV.
Así, el acto celebrado en el Hotel Podium de Barcelona y abierto a la ciudadanía, se convirtió también en una "manifestación de la vitalidad y la necesidad de ICV en la política catalana", según Boada.
