MADRID, 30 Dic. (EUROPA PRESS) -
Dos desaparecidos, ambos de nacionalidad ecuatoriana, y 24 heridos de carácter leve, es el balance del atentado perpetrado esta mañana por la banda terrorista ETA en la T-4 del aeropuerto de Madrid-Barajas.
Los desaparecidos son Diego Armando Estacio Civizapa, de 19 años, y Carlos Alonso Palate, de 35. Las familias de ambos han sido atendidas por miembros del Samur Social y alojadas en hoteles de la capital.
Diego Armando se vio atrapado por la explosión cuando "echaba una cabezada" en su coche mientras esperaba a que su novia fuese a recoger a la terminal a unos familiares, según ha explicado el propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Por su parte, los familiares de Palate denunciaron su desaparición a última hora de la mañana de hoy. Una vez comprobados los datos que confirmaban su presencia en el lugar y el momento de la explosión, la Policía inició las labores de búsqueda.
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ha informado esta tarde desde el aeropuerto, adonde se ha desplazado desde el extranjero para conocer de primera mano la situación, de que el coche de uno de los dos desaparecidos estaba aparcado cerca de donde explotó la bomba por ETA.
Los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid desplazados al aparcamiento donde estaba la furgoneta bomba trabajarán toda la noche en el lugar de los hechos en busca de posibles víctimas, para lo que se ayudarán de maquinaria pesada.
VARIOS HERIDOS, DADOS YA DE ALTA.
La deflagración, que tuvo lugar a primeras horas de la mañana, provocó heridas físicas a 19 personas, que fueron atendidas en uno de los hospitales de campaña instalados por el Samur. La mayor parte sufría daños leves en los tímpanos y varios de ellos tuvieron que ser trasladados a hospitales.
En concreto, tres heridos leves fueron enviados al Hospital Gregorio Marañón para recibir atención médica. Los tres han sido dados ya de alta. Uno de ellos, un varón de 57 años, presentaba una herida en el cuero cabelludo, mientras que los otros dos, entre los que se encontraba un joven de 26 años que trabaja como agente de seguridad en el aeropuerto, padecían problemas auditivos a consecuencia de la onda expansiva.
Por su parte, en el Hospital Ramón y Cajal se prestó atención médica a cinco heridos, de los que varios han recibido ya el alta. A última hora de la tarde, dos permanecían ingresados en observación, un varón de 48 años y un joven de 29, por traumatismo abdominal y traumatismo cervical y acústico, respectivamente.
Junto a estos 19 heridos que sufrieron daños físicos, el Samur tuvo que atender a otras cinco personas por crisis de ansiedad, aunque recibieron el alta en el mismo hospital de campaña que los servicios de emergencias de Madrid habían instalado para prestar atención psicológica.
La explosión provocó la suspensión de la actividad en la T-4 durante varias horas, aunque poco a poco esta terminal, inaugurada el pasado mes de febrero, fue recuperando la normalidad. Hasta las 21.30 horas, Barajas había conseguido operar 921 de los 1.042 vuelos programados para esta jornada. De ellos, 482 se gestionaron desde la T-4 y el resto, desde las antiguas terminales.
