MADRID, 31 Ene. (EUROPA PRESS) -
El municipio malagueño de Alhaurín el Grande inauguró ayer su stand en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) en el que se agotaron los 50 kilos del mojete alhaurino, un plato típico en la localidad. Según precisaron desde el Consistorio municipal, "este plato revolucionó el evento".
"Alhaurín el Grande puede presumir de su rica y variada gastronomía, pero también de su naturaleza y patrimonio, tradiciones, fiestas y cultura, que componen una de las mejores ofertas de turismo alternativo de Andalucía, donde destaca el carácter de sus gentes, que hacen de ella una tierra acogedora", según indicó el alcalde de la localidad, Juan Martín Serón, que junto con su equipo de gobierno se desplazaron a Madrid durante estos días para mostrar los encantos del pueblo, arropados por una treintena de empresas de la localidad, y buena parte del tejido asociativo del municipio.
Precisaron en un comunicado que Alhaurín el Grande es el único municipio del Valle del Guadalhorce que posee stand propio en Fitur y que ya es su sexto año consecutivo.
Concretamente, el stand, que estará abierto hasta el próximo domingo, es un espacio expositivo de 60 metros cuadrados situado en el pabellón número 1 stand E03, en una ubicación estratégica, a unos pasos del que tiene el Patronato de Turismo de la Costa del sol y muy cerca de Málaga, Torremolinos, Fuengirola, Marbella, Granada y Huelva.
Posee un diseño vanguardista y moderno y consta de una zona de atención al público, área multimedia y espacio de reuniones, donde destacan grandes paneles con imágenes representativas del municipio, de patrimonio, naturaleza, cultura, costumbres y tradiciones, así como ocio, infraestructuras, fiestas y gastronomía.
Para esta edición 2008, el Ayuntamiento ha editado nuevos folletos turísticos bilingües, que destacan las excelencias del municipio, a través de las vivencias de personajes ilustres que han residido en este enclave del Valle del Guadalhorce.
Así, desde Antonio Gala, Alejo García o Manuel Alcántara hasta Gustavo Thörlichen y Gerald Brenan, ilustran con fragmentos literarios esta guía turística, que se completa con un callejero y la oferta de alojamiento y restauración.
