Imaz dice que "la principal tarea" del nacionalismo debe ser la deslegitimación de ETA

Actualizado: jueves, 1 mayo 2008 19:04

Apuesta por compartir un proyecto de futuro entre las principales sensibilidades y dice que "un acuerdo amplio" es lo que más teme ETA

BILBAO, 1 May. (EUROPA PRESS) -

El ex presidente del PNV Josu Jon Imaz considera que "la principal tarea del nacionalismo institucional" es en este momento "la deslegitimación política y social de ETA y su movimiento totalitario".

Asimismo, apuesta por "compartir un proyecto de futuro entre las principales sensibilidades e identidades" y asegura que "a lo que más teme" la banda terrorista es a "un acuerdo amplio" que supondría "su mayor deslegitimación".

Imaz realiza estas reflexiones en un artículo de opinión, publicado en El Correo, con motivo de la reciente publicación de que ETA tenía en su poder las llaves del portal y el garaje del domicilio del dirigente del PSE-EE Rodolfo Ares, con las que, según indica, la banda terrorista pretende "poner un candado" a la voz de "una parte importante" de los vascos.

A su entender, "la llave de Rodolfo es la llave del conflicto vasco, el que existe actualmente en nuestro país", lo que "por supuesto no borra ni excluye la existencia de otros contenciosos o problemas políticos".

De este modo, insiste en que "el conflicto por excelencia", que exige "la absoluta prioridad" política y social, es la existencia de "un movimiento totalitario que defiende un modelo de país que pasa incluso por la eliminación física de aquéllos que no piensan como ellos".

El ex dirigente del PNV asegura que la existencia de ETA no es sólo "un quebranto ético", sino sobre todo un problema político, porque la banda terrorista "elige sus víctimas y busca objetivos políticos como son la fractura de la sociedad vasca, la confrontación entre identidades políticas y la deslegitimación de nuestro sistema institucional".

"En definitiva, busca la ruptura que el año 1977 no consiguió gracias a la responsabilidad del conjunto de formaciones políticas y del nacionalismo del PNV en particular, quien, priorizando la construcción y la cohesión de la sociedad vasca, apostó indubitadamente por el frente autonómico en lugar de hacerlo por el frente nacional", detalla.

En este contexto, asegura "querer demasiado a mi país como para pretender que lo construyamos los unos frente a los otros en un ejercicio aparentemente democrático, que conlleva en su seno una fricción tal que puede dar lugar a que los vascos nos enfrasquemos en un empate infinito que anule nuestra ilusión, desgaste nuestras energías y deje a la siguiente generación la herencia de la frustración".

A su juicio, por este motivo, "merecería la pena un supremo esfuerzo por compartir un proyecto para el futuro entre las principales sensibilidades e identidades políticas del país".

Además, añade que las sociedades modernas se construyen "a través de un acuerdo o consenso mínimo entre sus principales corrientes constitutivas" y demanda, en este sentido, "la misma solidez" en Euskadi, "construyendo para ello unas mayorías amplias y cualificadas sobre el proyecto de futuro".

Por otra parte, destaca que ETA "busca en nuestra confrontación la veta para desestructurar la sociedad vasca y deslegitimar nuestro sistema institucional". Por ello, estima que "son más importantes que nunca las dinámicas de acuerdo frente a las de ruptura, y las de convivencia y cooperación frente a las de confrontación". De este modo, advierte de que, "a lo que más teme hoy ETA, es a un acuerdo amplio" ya que sería "su mayor deslegitimación".

En este contexto, manifiesta que "hay momentos en la historia en los que los movimientos políticos tienen que establecer sus prioridades" y señala que, en su opinión, en la actual coyuntura "la principal tarea del nacionalismo institucional es la deslegitimación política y social de ETA y su movimiento totalitario".

EXTIRPAR UN CANCER

"Nuestra herencia es la del compromiso por la libertad de las generaciones que nos precedieron. Además, amar a Euskadi significa hoy extirpar definitivamente de nuestras entrañas un cáncer que anula cualquier iniciativa legítima de avanzar en la construcción de nuestro futuro, y estar dispuestos a liderar sin complejos esta tarea histórica", añade.

Tras insistir en que "de ellos nos diferencian profundamente los fines y los medios", se muestra convencido de que "el nacionalismo institucional puede ganar, además, en esta misión una legitimidad ante sectores ajenos al mismo que sin duda facilitará en un futuro próximo el establecimiento de acuerdos estables para superar de una vez por todas aquello que el pacto de Ajuria-Enea definió como el profundo contencioso vasco".