Ordenan el ingreso en prisión de los dueños del catamarán que naufragó en Banyoles (Girona) en 1998 y causó 21 muertos

Actualizado: miércoles, 11 junio 2008 21:41

GIRONA, 11 Jun. (EUROPA PRESS) -

Los propietarios del catamarán 'La Oca' deberán ingresar en prisión antes del lunes para cumplir los tres años de cárcel que les impuso la Audiencia de Girona por el naufragio de la embarcación en el lago de Banyoles en octubre de 1998, que costó la vida a 21 jubilados franceses. El Juzgado Penal número 2 de Girona ha decretado el ingreso después de que el Consejo de Ministros desestimara la petición de indulto.

Fuentes judiciales informaron hoy de que el pasado viernes el magistrado decretó el ingreso voluntario en prisión de Simó Rodríguez y Bartomeu Gayolà, en el plazo de diez días, después de que el Consejo de Ministros denegara el indulto el 18 de abril.

Rodríguez y Gayolà solicitaron el indulto después de que, el 19 de enero, la Audiencia de Girona no sólo confirmara la condena del Juzgado Penal número 2, sino que la elevara a tres años de prisión por 21 homicidios por imprudencia grave, 22 delitos de lesiones por imprudencia grave y 9 faltas de lesiones por imprudencia grave.

Asimismo, deberán indemnizar con más de tres millones de euros a más de cien familiares de los muertos y heridos. El Ayuntamiento de Banyoles deberá responder de forma subsidiaria.

Un tercer procesado, el ex concejal de Medio Ambiente, Josep Alsina, también fue condenado inicialmente a la misma pena de cárcel por los mismos delitos, pero la Audiencia Provincial lo absolvió de la muerte de los jubilados y le impuso una multa de 360 euros por 21 faltas de imprudencia leve con resultado de muerte y 22 faltas de imprudencia leve con resultado de lesiones. Además, deberá indemnizar a tres de las víctimas con 260.000 euros.

EL NAUFRAGIO.

La mañana del 8 de octubre de 1998 llegaron a las inmediaciones del lago de Banyoles tres autocares con jubilados franceses. Un total de 141 subieron a la embarcación.

Por la rapidez con que ocurrieron los hechos y por no disponer la embarcación de los obligatorios aros salvavidas, el siniestro se cobró la vida de 21 personas, resultando heridas de diversa consideración varias decenas más.

La embarcación se hundió por culpa del sobrepeso de pasajeros, de motor y de baterías, sumado a las perforaciones realizadas en la popa del catamarán.