Actualizado: jueves, 16 noviembre 2006 23:48


VALENCIA, 16 Nov. (EUROPA PRESS) -

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró hoy que el Ejecutivo presidido por José Luis Rodríguez Zapatero "tiene todo el derecho y la obligación de intentar erradicar la violencia para siempre", al tiempo que planteó si "existe alguna razón por la que Zapatero, legitimado por una mayoría en las urnas, no pueda intentarlo".

De la Vega, que se pronunció en estos términos durante la conferencia que impartió hoy en el Club de Encuentro Manuel Broseta de Valencia, afirmó estar "plenamente convencida de que el bien más preciado de una sociedad es la paz", por lo que estimó que "el primer deber de un responsable político es trabajar por alcanzar la paz, dentro y fuera, de las fronteras de su propio país".

En esta línea, afirmó que en España "todos los gobiernos democráticos han anhelado la paz y han trabajado por alcanzarla", lo intentaron "en su momento con la mejor de las voluntades" pero "no fue posible. Todos conocemos la historia", aseveró. Así, se preguntó "si --cuando ya lo intentaron Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González y Aznar, apostilló-- existe alguna razón por la que Zapatero, legitimado por una mayoría en las urnas, no pueda, ni deba intentarlo", incidió.

Consideró que si el Ejecutivo "cree que hay una oportunidad nueva en España para erradicar la violencia para siempre" éste debe explorar esa posibilidad, al tiempo que remarcó que "cualquier Gobierno tiene todo el derecho, pero, por encima del derecho, tiene la obligación de intentarlo. En este caso además --dijo-- derecho y obligación van de la mano y, lo hacen en un camino cuyas líneas rojas están claramente marcadas".

De la Vega aseguró que la paz "se hará sin precio político o no se hará; será posible desde la legalidad y sin ninguna forma de violencia o no será; se hará con y en el recuerdo a las víctimas o no se hará; y será de todos y para todos o no será". Asimismo, recordó que Zapatero afirmó "desde el primer día que el camino sería largo, duro y difícil, y así se está poniendo de manifiesto", dijo, así como que su actitud "sería firme, prudente, cautelosa y de precavida esperanza. Y así está siendo", subrayó.

En este sentido, planteó "si es razonable tanta intolerancia, intransigencia y deslealtad" por parte del PP y al respecto estimó que "en esto, como en otras muchas cosas, los responsables del principal partido de la oposición hacen poco honor al término, actuando de manera manifiestamente irresponsable, con cortedad de miras y un sentido única y exclusivamente partidario y oportunista".

"CORTEDAD PROPIA DE UN TOPO"

Incidió en que, a su juicio, la actitud de los populares "no es la de trabajar por la paz, sino más bien la de erosionar la credibilidad del Gobierno"; tampoco la de "defender los intereses de la mayoría, sino más bien sus propios intereses, es la de aquellos que observan sólo su propia realidad y, lo hacen, además, con la cortedad propia de la mirada de un topo", aseveró De la Vega.

Por otro lado, hizo hincapié en que "la violencia que se ejerce contra las mujeres está aun más alejada del concepto de tolerancia" que cualquier otro tipo, es "incluso previa a la idea misma de tolerancia, porque estamos hablando de igualdad entre seres humanos", resaltó.

Destacó "el libre examen, la dignidad de las opciones personales como espacio acotado y protegido ante toda interferencia, la valoración de la capacidad de las personas para alcanzar acuerdos a través del razonamiento, la discusión y el diálogo, y la consideración de que la diferencia es una riqueza y el pluralismo una virtud social y política irrenunciable" como los elementos "que cristalicen en nuestros sistemas democráticos y en el parlamentarismo", marcado, dijo, por "su vocación al diálogo, al encuentro de opiniones y, con ello, al respeto por la diferencia".

Así, señaló que el Gobierno "está convencido de que la herramienta fundamental de la política es el diálogo y que la sede ineludible en la que se debe atender la voz del pueblo es el Parlamento", por lo que afirmó que "el respeto democrático exige respeto a los representantes legítimamente elegidos, que son la voz de la ciudadanía y están investidos de la autoridad que emana del pueblo".

En esta línea, De la Vega resaltó que "por eso el Gobierno ha devuelto al Parlamento el protagonismo que nunca debió perder; se ha revitalizado el Senado reforzando su papel de cámara territorial, así como potenciando su función de control a través de las sesiones regulares de control del Gobierno; y se ha recuperado el necesario diálogo entre el Ejecutivo central y los gobiernos autonómicos, diálogo que había alcanzado un nivel de crispación y tensión insoportable para una adecuada gobernabilidad democrática", aseveró.

"Frente a ese esfuerzo --dijo-- nos encontramos con una oposición encerrada y ensimismada en la estrategia de la crispación y el ruido", una política que, en su opinión, "atenta contra el principio mismo inspirador de la democracia: el encuentro y la discusión sosegada de opiniones y puntos de vista dispares". "Es una estrategia condenada al fracaso, como muestra el aislamiento del principal partido de la oposición en el Parlamento", subrayó.

"CONSTANTE PERTURBACIÓN"

Al respecto, remarcó que "la constante perturbación" del diálogo en el Parlamento llevada a cabo por el PP, con su "estridencia" también "muestra la falta de fe en esas virtudes de la tolerancia y el diálogo", y "junto al respeto al Parlamento debe ubicarse el respeto a los ciudadanos, a sus opiniones y a sus demandas", indicó.

En este punto, la vicepresidenta primera del Gobierno central afirmó que en las pasadas elecciones generales "los españoles decidieron poner fin en las urnas a ocho años de gobiernos conservadores y apostaron por el cambio, por el dialogo frente a la imposición, por el respeto frente al desdén, por la libertad frente al pensamiento único, y por la tolerancia frente a la intolerancia", subrayó.

Finalmente, De la Vega aseguró en esta misma línea que "apostaron y ganaron, y lo hicieron --dijo-- como se hace en democracia, con la fuerza de los votos y la legitimidad que dan las urnas", ya que en este sistema "el ciudadano es el pilar fundamental, la fuente del poder político, y sus opiniones deben ser escuchadas. Todas las opiniones deben a ser oídas", remarcó. "Por eso, frente a anteriores prácticas políticas endogámicas y ensimismadas, sordas al clamor de la ciudadanía, el compromiso del Gobierno es dar voz a los ciudadanos", concluyó.