MADRID, 29 Dic. (EUROPA PRESS) -
Tras realizar el repaso a 2006 y fijar los objetivos para 2007, el presidente del Gobierno dedicó unos minutos a la Ley de la Memoria Histórica y a criticar la actitud del PP ante esta iniciativa. "¿Quién se opone a ampliar prestaciones, a permitir que pueda facilitarse a ciudadanos españoles la tarea para identificar a sus ascendientes víctimas de la guerra o a una serie de principios en materia de símbolos?", preguntó el jefe del Ejecutivo.
En este sentido, recordó que las asociaciones llevan años trabajando en la búsqueda de los fusilados que fueron enterrados en fosas comunes. "¿Cuantas veces decimos que es necesario que las demandas ciudadanas que estén en la calle se lleven al Parlamento?", señaló antes de matizar que si ese proceso "lo facilitan los poderes públicos" no va "contra nadie" como argumentan desde las filas del PP. "Vamos a intentar dar más paz, sosiego y tranquilidad a personas que sufrieron", sentenció.
Además, recalcó que tampoco perjudica a nadie la concesión de prestaciones económicas a las víctimas que no las han recibido hasta ahora, sino que, por el contrario, esta medida supone "un esfuerzo más de solidaridad democrática y una prolongación del espíritu de la Transición". En este punto, aprovechó para recomendar la lectura del artículo que publicó hoy en el diario 'El País' el ex presidente del Gobierno Felipe González, al que definió como "alguien con autoridad sobre el espíritu de la Transición". "Es recomendable que algunos que hablan tanto de la Transición y estuvieron tan poco en ella se lo lean", apuntó.
Por último, se refirió los símbolos franquistas y denunció que se tilde de "radical" a quien defiende "que no es bueno" que en una democracia haya "símbolos de regímenes autoritarios". "¿Alguien piensa que en Francia, en Alemania, en Italia o en cualquier país democrático del mundo un Gobierno o un líder político podría ser considerado radical por entender que es conveniente que no haya símbolos de regímenes autoritarios o símbolos que dividan?", se preguntó Zapatero. El mismo se respondió a continuación que "en ningún país del mundo democrático ningún político" que defienda esa tesis "sería considerado radical, sino simplemente razonable y democrático".
