Actualizado 27/09/2018 08:01

Fermín Bocos.- Sánchez está encantado

MADRID, 27 Sep. (OTR/PRESS) -

La voluntad de seguir y no convocar elecciones -"Sí, voy a seguir hasta el 2020"- es la confesión de que Pedro Sánchez es impermeable a cualquier recomendación para que cumpla con aquel compromiso suyo explicitado en el transcurso de la moción de censura en el que se emplazaba a convocar elecciones cuanto antes. No lo hará. Pase lo que pase. Invocando al cínico Giulio Andreotti, cinco veces presidente del Gobierno de Italia, se permitió decir que quien sufre es la oposición, no quien está en el poder. La estadía en Nueva York de Pedro Sánchez, codeándose con las primeras figuras del retablo político mundial, le estará reforzando la idea de que nunca va a estar mejor de lo que está. Así que parece haberse apuntado al "carpe diem". Aprovechar el momento. Y ver pasar los problemas y construir un discurso dizque regeneracionista que encuentra más apoyo en los telediarios afines que en la realidad.

No sabemos si, al final, podrá sacar adelante los Presupuestos aunque tengo para mí que de no ser así decidiría prorrogar los últimos del Gobierno de Mariano Rajoy y aprovecharía para echar la culpa al PP y a Ciudadanos de la falta de recursos para desarrollar los programas sociales. Y se quedaría tan ancho.

A la vista del tenor de sus iniciativas en estos primeros cien días parece claro que su objetivo estratégico es convertir la acción del Gobierno en lo más parecido a una campaña electoral encaminada a encontrar eco en los sondeos de intención de voto. Sondeos que según se nos anuncia desde el CIS pasarán a ser mensuales -hasta ahora eran trimestrales -, lo que da una idea de las intenciones del equipo de colaboradores que apoyan a quien le deben encomienda y sueldo.

Como sería el caso del nuevo responsable del CIS, José Félix Tezanos, nombre de rabiosa actualidad en las últimas horas tras la publicación del último barómetro facilitado por este organismo oficial que otorga al PSOE un 30,5%, su mejor resultado en expectativa de voto de los últimos años. La oposición, que en el mencionado sondeo sale muy distanciada de los socialistas, 20,8% el PP, y 19,6% Ciudadanos, denuncian el exceso de cocina y restan credibilidad a la muestra.

Pero Sánchez, sigue. Y se mueve con soltura en las alturas en el papel que parece ser el sueño de su vida. En el PSOE se escuchan voces partidarias de convocar elecciones cuanto antes porque ven el desgaste del Gobierno. A los escándalos que han precipitado la dimisión de dos ministros y mantiene a una tercera en la cuerda floja se unen las constantes rectificaciones que dan idea de la falta de una hoja de ruta que vaya más allá de las ocurrencias. Son voces con sordina, porque nadie se atreve a hablar públicamente, quizá porque recuerdan cómo despachó Pedro Sánchez a Tomás Gómez, el secretario general de los socialistas madrileños. Sánchez está encantado y su plan es aguantar pase lo que pase. Otra cosa es lo que vaya apareciendo por el camino. Pero la oposición debería trabajar y no librar su esperanza de cambio a la irrupción de nuevos escándalos porque el personal se acostumbra como ocurrió en la etapa anterior con los casos de corrupción.