Publicado 08/07/2018 08:00

Siete días trepidantes.- Esta vez nadie habló de "conjunción planetaria",menos mal

MADRID 7 (OTR/PRESS)

La política son las fotos. Eso es particularmente cierto en este Gobierno, de muy pocas palabras y menos ruedas de prensa, de Pedro Sánchez. Las fotos, es decir, la imagen que vale más que mil palabras. Y si las fotos se transmiten a la opinión pública a través de la tele oficial, siempre oscuro objeto del deseo de todo gobernante (y de sus aliados), entonces ya ni hablamos, nunca mejor dicho, que nos van faltando ya demasiadas explicaciones oficiales, por ejemplo, ahora que mencionamos el tema, sobre la propia 'toma' de RTVE.

Al ver la fotografía de Pedro Sánchez en su entrevista 'de médico' -quince minutos, según las fuentes más solventes_ con el ex presidente Obama se me ocurrieron tres cosas. La primera, cuando Aznar, dijeron las malas lenguas, se pasó varios minutos encerrado en una 'toilet' del 10 de Downing Street para hacer ver a los chicos de la prensa que le aguardaban que su fugaz entrevista con Margaret Thatcher había durado más de lo que en realidad duró (ahora, alguna fuente quiso hacer ver que el encuentro con Obama había durado varios minutos más).

La segunda, que el lenguaje corporal es importante: Sánchez estaba como al ataque, y Obama como a la defensiva ante el arrollador habitante de La Moncloa; menos mal que, casi por primera vez en la Historia -Calvo-Sotelo fue un paréntesis muy breve, aunque afortunado--, un 'prime minister' español podía hablar a su interlocutor directamente en inglés, sin traductor por medio. La tercera, que esta vez, Dios sea loado, ningún descerebrado habló de 'conjunción planetaria', como usted, sin duda, recuerda, ocurrió allá por 2009.

Por si no lo recuerda, traigo aquí aquella frase, digna de mármol, de la entonces poderosa Leire Pajín, asegurando que la llegada al poder de Zapatero y Obama era una afortunada "conjunción planetaria" que, sugería, iba a cambiar el mundo, para mejor desde luego. Quince minutos de Sanchez-Obama no dan para grandes titulares, aunque no hubiera intérprete. Y la verdad es que en el Gobierno de Sánchez tampoco hay leires pajines, lo que ya es algo.

Pero luego están las fotos que no fueron: ni Sánchez ni su 'coaligado en la sombra' (¿será así?) Pablo Iglesias han salido a explicarnos qué se pretende hacer con la televisión y la radio de todos. Una vez más, la calidad de nuestra democracia puesta a prueba por lo que se hace y no en los medios públicos. Y tampoco veo imagen alguna en la que, en el otro lado del tablero, la perdedora Cospedal felicite a la ganadora Soraya Sáenz de Santamaría en esa pugna fratricida -más que elecciones internas_entre dos damas que llevan la política, en todas sus acepciones positivas y negativas, en la sangre.

Y es que hay que cuidar mucho la imagen, como sin duda le repite Iván Redondo a su cliente Sánchez. No conviene echarse demasiado encima de un Obama que, lógico, se retrae, y eso se nota, incluso sin fijarse demasiado, en la 'photo opportunity'. Y no, no vayas a los sanfermines a dar la nota, que sería lo que faltaba. ¿Hay que estar en la caravana del día del orugullo? Manda a un par de ministro y ya. Y, sobre todo, a ver cómo saludas a la puerta de La Moncloa el lunes a Quim Torra: ni demasiado efusivo, ni esquivo. Nada de hacer eso que tanto hacía Aznar de tender la mano sin mirar a los ojos. ¿Hay que llamarle Quim o president? Es igual: lo importante es bajar los escalones monclovitas para acogerle con una calidez estrictamente medida.

Seguro que en La Moncloa este fin de semana se estarán tratando tan importantes cuestiones de Estado, y lo digo sin asomo alguno de ironía: en política, las formas son tan importantes, al menos, como el fondo. Y es en las formas donde Sánchez tiene ganado un 'master' que ya lo quisieran otros, dicho sea con perdón y sin ánimo de incordiar a nadie. No sé si habrá conjunción planetaria; a estas alturas, solo espero que el encuentro Sánchez-Torra no sea de aurora boreal. Y que Sánchez no acabe, como Obama, siendo relevado por alguien como Trump, glub.