Publicado 05/04/2018 08:00

Francisco Muro de Iscar.- "Love": venderse para poder comer

MADRID (OTR/PRESS)

Ayer, Día Mundial contra la prostitución infantil, un problema que afecta ¡a 150 millones de niñas y 73 millones de niños!, se estrenó "Love", un documental de Raúl de la Fuente que explica la explotación de niñas de 9, 10, 12 o 14 años que se ven obligadas a vender su cuerpo por el equivalente a dos o tres euros... ¡para poder comer! Es un escándalo de tal magnitud que nos debería no sólo sonrojar a todos, sino hacernos parte activa de la solución del problema para no ser cómplices de esa tragedia. Y no es sólo un problema distante, de un lugar que ni siquiera sabemos situar en el mapa o de continentes lejanos. Sucede también entre nosotros, en España y en otros países de Europa. Hace unos días, 39 mujeres nigerianas, algunas que salieron de su país siendo menores de edad fueron liberadas por la Policía española en una zona de Almería donde eran obligadas a prostituirse a un ritmo frenético y en condiciones inhumanas para dar "servicio" a los trabajadores de los invernaderos.

Estas mujeres llegaron a Lampedusa tras pasar por las sucias manos de las mafias y tras ser forzadas o violadas por sus componentes. En los campos de refugiados de la ciudad italiana, donde deberían encontrar protección, otras mafias consiguen organizar su traslado a España y a otros países para esclavizarlas.

"Son niñas, piensan como niñas, sienten como niñas, aunque estén haciendo el trabajo de una prostituta adulta". Estas palabras del salesiano Jorge Crisafulli, director del centro Don Bosco para la protección de menores en Freetown, la capital de Sierra Leona describe una realidad inhumana a la que se enfrentan cada día miles de niñas, a cambio del equivalente a dos o tres euros, a veces incluso menos. Muchas de esas niñas se dedican a la prostitución porque nacieron en la calle, porque la epidemia del ébola las dejó sin familia o porque no tienen otra salida. En muchos casos viven y trabajan en lugares al borde de las cloacas, donde las ratas se pasean con más libertad que ellas. Freetown es por las noches un enorme burdel donde miles de niñas y niños menores de edad son humillados por gente que no debería ser considerada persona o ciudadano, al igual que los que utilizan sus "servicios" --terrible eufemismo-- en ningún lugar del mundo. Hasta la policía, en ocasiones, abusa de ellas.

Sierra Leona es uno de los países con peores indicadores económicos, educativos, sociales y sanitarios, pero otros muchos países, España entre ellos, viven en la riqueza y esa explotación de menores no es suficientemente perseguida. Los salesianos están salvando a muchas de esas niñas en Sierra Leona y en otros lugares, ofreciéndoles acogimiento, un entorno familiar y una esperanza de futuro. Las nigerianas liberadas por la policía en Almería han encontrado casa y afecto en el proyecto que las adoratrices vienen manteniendo desde hace años en esa zona. Recorren los invernaderos y los lugares donde las mafias prostituyen a niñas y mujeres para tratar de salvarlas de esa condena terrible. Pero las mafias no son las únicas culpables. Lo son los que usan a esas mujeres a cambio de unos cuantos euros. Y nosotros y nuestros Gobiernos que no somos capaces de poner fin a ese tráfico inhumano por el que niñas y niños tienen que vender su cuerpo para poder comer. Terrible sociedad que aguanta esto.