Publicado 15/03/2018 08:00

Escaño cero.- La mona se viste de seda

MADRID, 15 Mar. (OTR/PRESS) -

Se deberían encender todas las alarmas ante el cada vez más evidente despertar de la derecha más extrema en Europa. Partidos xenófobos, partidos anti Unión Europea, partidos populistas, que defienden un nacionalismo rancio y peligroso. Partidos que se disfrazan ante el electorado como acaba de hacer el Frente Nacional de Marine Le Pen que el pasado fin de semana celebró su congreso y cambio el nombre por el de Reagrupamiento Nacional.

No sé que nombre es peor si Frente Nacional o Reagrupamiento Nacional, en todo caso el fin que persigue el cambio de nombre es que el electorado no se asuste ante las siglas de Frente Nacional y así convencerles al cambiarlas de que son otra cosa.

Pero como dice el viejo refrán aunque la mona se vista de seda mona se queda, y ese es el caso de Marine Le Pen que denomine como denomine a su partido no va a engañar a nadie.

El caso es que en estos momentos esos partidos populistas ya forman parte del paisaje político europeo, que están en sus Parlamentos, o incluso gobiernan. Sus lideres no van vestidos con correajes ni levantan el brazo, pero aunque no lo hagan, su ideología es la misma que provocó la devastación de Europa en el siglo pasado.

En Italia acaba de obtener un buen resultado La Liga de Matteo Salvani, en Alemania, Alternativa para Alemania va aumentado su representación parlamentaria cada vez que hay elecciones, en Austria el Partido de la Libertad forma parte del Gobierno, Nuestra Eslovaquia es un partido determinante en Eslovaquia, en Hungría gobierna el FIDES de Víctor Orban que ya ha dejado claro cual es su ideología, en Polonia el Partido Derecho y Justicia gana las elecciones sin problema, en Finlandia, si en Finlandia, hay un partido denominado "Los Verdaderos Filandeses" que no hace falta explicar sobre que ideología sustentan su participación en política, en Inglaterra el Ukip consiguió el Brexit,en Holanda el Partido para la Libertad crece y crece.

En fin que no se puede mirar hacia otro lado y decir que en nuestra democrática Europa estos partidos son fenómenos de un día y que los valores de la Unión Europea son los suficientemente firmes para que los populismos no dejen de ser una anécdota.

La realidad es que los partidos tradicionales están en crisis porque en los últimos años no han sido capaces de dar respuesta a los problemas de los ciudadanos desbordados por la globalización, las nuevas tecnologías y la crisis económica. Y esa falta de respuestas ha servido para que las fuerzas populistas y xenófobas se hayan abierto camino y estén ganando posiciones.

Es hora de que los partidos tradicionales y desde luego las instituciones de la Unión Europea miren de frente el problema y pongan freno al avance del populismo antes de que sea demasiado tarde.