Publicado 25/01/2018 08:00

Victoria Lafora.- Juan Ignacio Zoido

MADRID, 25 Ene. (OTR/PRESS) -

El ministro del Interior de España, nos advierte que está trabajando para que Puigdemont no pueda burlar los controles que ha establecido y se presente en el Parlament para su investidura. "Estamos trabajando de manera muy intensa, tarde y noche, -ha dicho-para que esto no pueda ocurrir, en la frontera y dentro de la frontera, en todos los sitios, a pesar de la dificultad que conlleva que existan tantos caminos rurales y vías de penetración".

Así que tranquilos, españoles, Zoido nos protege: El señor Puigdemont no cruzará la frontera" ni en helicóptero, ni en barco, ni en el maletero de un coche".

Si no fuera por lo sangrante de la historia, este culebrón interminable que protagonizan unos y otros, daría sobrado material para una de esas series de televisión tan de moda en las que lo dramático y lo bufo se entremezclan, alargándose en el mayor y mas insufrible de los hartazgos. Pero ahí nos tiene a todos. Pendientes y obligados a su seguimiento diario porque, querámoslo o no, este esperpento valle-inclaniano es en realidad uno de los episodios más dramáticos que le está tocando vivir a nuestro país desde la llegada de la democracia. Y, su puesta en escena, está suponiendo un bochornoso descrédito para España y sus instituciones.

Es evidente que la aparición de Puigdemont en el Parlament de Catalunya para ser investido generaría un problema de enormes dimensiones, no solo por la indudable validez de dicha investidura, sino por el nuevo caudal de victimismo con que se nutrirían las fuerzas independentistas, ofreciendo a la humanidad las imágenes de un president escoltado por las fuerzas de orden público, camino de la cárcel. Por eso, el Gobierno debe evitarlo de todas, todas.

Lo que nos pone los pelos como escarpias es que sea el señor Zoido el encargado de diseñar, estratégica y tácticamente, los mecanismos precisos con que cumplir dicho objetivo. El mismo señor Zoido que tenía que haber impedido la existencia de papeletas y de urnas el uno de Octubre; el que debió evitar la apertura de colegios electorales; el que propició las imágenes de unas fuerzas del orden reprimiendo de manera muy inadecuada a los votantes. El mismo señor Zoido que nombró, y no ha destituido, a un director general de Tráfico, que asistió desde Sevilla al desastre de la AP-6.

Es evidente que el ex president Puigdemont es el actor principal de esta comedia bufa que estamos mal viviendo. Pero es innegable, también, que su interpretación le está dando réditos personales difíciles de cuantificar. No en vano, con su esperpéntica actuación consiguió los resultados electorales que nadie preveía. Y lo que resulta incuestionable es que, frente a su estrategia de comunicación, la del Estado, representada por el ministro Zoido, está resultando un absoluto desastre. ¿Hasta cuando el presidente Rajoy va a mantener este Gobierno?