Publicado 04/02/2018 08:00

Victoria Lafora.- Sombras chinescas

MADRID, (OTR/PRESS)

La última noticia del guión televisivo sobre la independencia de Cataluña cuenta que Puigdemont y la CUP tenían preparado un proceso constituyente tras la investidura. Ese dato, además de la casa en alquiler en Waterloo, los mensajes ¿robados? a Comín, las imágenes en las redes sociales de una carretera catalana que hizo buscar a la Guardia Civil al fugado hasta en los maleteros de los coches, la propuesta de una doble presidencia, la honoraria en Bruselas y la real en Barcelona, convierten al "proces" en un baile de sombras chinescas donde nada es lo que parece.

Así, la política catalana ha devenido en una realidad ficticia donde los antaño socios se convierten en traidores, por unas horas, para seguir siendo socios al día siguiente. Donde la estrecha colaboradora y posible sucesora, Elsa Artadi, parece haberse sumado al bando de los pragmáticos, los convencidos de la imposibilidad de la investidura telemática, pero sigue rogando a Torrent que devuelva el cargo a su líder.

Para contribuir a la confusión, un ministro, el de Justicia nada menos, Rafael Catalá, declara que Puigdemont será inhabilitado en marzo, haya o no vuelto a España. Inmediatamente, eminentes juristas le desmienten y ERC pregunta en el Congreso si tiene línea directa con el magistrado Llarena y la información proviene del Supremo.

La ubicua portavoz de Esquerra Republicana en el Parlament, Marta Rovira, designada por Junqueras como su sucesora, parece que ha caído en desgracia ¿o no? Dicen que hizo una pésima campaña electoral y ahora se dedica a viajar a Bruselas para "ordenar" a los fugados que devuelvan el acta de diputados o no podrá lograrse la mayoría independentista. Precisamente, uno de los suyos, Comín, se niega a obedecer esas órdenes. Tal vez pretenden salvaguardar a otro "héroe" del proces que pueda competir con Puigdemont en la defensa de las esencias. ¿O no?

Mientras tanto, el número de candidatos a sustituir al prófugo se reduce cada semana. Entre los abandonos por temor a las consecuencias jurídicas, los nuevos imputados por el juez Llarena, como la propia Marta Rovira, Marta Pascal, Artur Mas y Anna Gabriel, y los presos, resulta muy difícil encontrar un político que concite la aprobación de todos los sectores del independentismo y las diferentes propuesta de futuro para Cataluña.

Así que las sombras proyectadas en la pared pueden ser una cosa y la contraria; pueden desaparecer, evaporarse y volver a surgir de la nada. Todo puede ser verdad y mentira a la vez, porque la política se ha convertido en un juego de simulacros.

Hay, sin embargo, una realidad incuestionable: Cataluña se adentra en la desaceleración económica, se han perdido más de doscientas mil plazas hoteleras y crece el paro. Y España sigue sin presupuestos, la actividad legislativa paralizada y el Pacto Contra la Violencia de Género sin partida económica que permita ayudar a las mujeres y salvar la vida a las amenazadas. Y eso si que no son sombras chinescas, desgraciadamente.