Las ondas de los dispositivos electrónicos desorientan a las aves migratorias

Cabañas experimentales
NATURE
Actualizado: jueves, 4 diciembre 2014 8:12

MADRID, 13 May. (Portaltic/EP) -

Un estudio realizado por un equipo de investigación de la Universidad de Oldenburg, en Alemania, demuestra por primera vez el efecto que provocan las ondas de los dispositivos electrónicos en un tipo concreto de aves.

De acuerdo con los resultados obtenidos, los petirrojos se desorientan por completo cuando están expuestos a las interferencias electromagnéticas causadas por los dispositivos electrónicos que usamos a diario. Algo que ocurre incluso si las señales son muy débiles.

"En nuestros experimentos hemos podido documentar un efecto claro y reproducible de los campos electromagnéticos de origen humano en un vertebrado. Esta interferencia no se deriva de las líneas eléctricas o de las redes de telefonía móvil ", explica uno de los autores de la investigación, Henrik Mouritsen.

Se trata de las interferencias electromagnéticas de las ondas de radio AM utilizadas en la comunicación electrónica y de otros dispositivos electrónicos que, según los científicos, también podrían tener consecuencias en los seres humanos.

Las aves migratorias utilizan el campo magnético de la Tierra para determinar su dirección migratoria. "Nos quedamos sorprendidos cuando petirrojos que tienen casas de madera en el campus de la Universidad de Oldenburg fueron incapaces de utilizar su brújula magnética", explica Mouritsen.

A raíz de este hecho uno de los investigadores cubrió las casas de madera con láminas de aluminio para ver si así se producía algún cambio. El efecto causado fue una menor interferencia electromagnética en el interior de las casas para pájaros y los problemas de orientación de los pájaros desaparecieron.

"Nuestras medidas de las interferencias indicaron que habíamos descubierto accidentalmente un sistema biológico que es sensible al ruido electromagnético antropogénico, en un rango de frecuencia de hasta cinco megahercios" , afirma Mouritsen. "A lo largo de siete años, hemos llevado a cabo numerosos experimentos y hemos recogido evidencias fiables, con el fin de tener la certeza absoluta de que en realidad existe este efecto".

Los resultados del estudio, que se han publicado en la revista Nature, llegan después de siete años de investigación por parte de nueve científicos de la Universidad de Oldenburg, en colaboración con la Universidad de Oxford.

Enlace relacionado:
- Nature (http://www.nature.com/nature/journal/vaop/ncurrent/full/natu...)

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