MADRID, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -
El 91% de los ciudadanos desconoce las consecuencias negativas sobre el medio ambiente que tiene la producción de alimentos, según un estudio publicado por WWF en el Día Mundial de la Alimentación que recoge encuestas realizadas a 11.000 personas de 10 países.
WWF indica que la agricultura y ganadería intensiva hacen uso del 34% de la tierra, consumen el 69% del agua y son la principal causa de deforestación y de pérdida de hábitat. El otro grave problema que agrava la insostenibilidad de este modelo es que un tercio de los alimentos producidos se desperdician.
A pesar de estas "alarmantes" cifras, los resultados de la encuesta revelan, según WWF, una "grave desinformación de la ciudadanía, especialmente entre los jóvenes y las personas mayores de 55 años", pues el 11% de personas de entre 18 y 24 años no considera que el sistema alimentario constituya una amenaza para la naturaleza, y un 40% estima que el impacto no es significativo.
No obstante, a pesar del desconocimiento, la encuesta revela que el 80% manifiesta que se pueden dedicar más esfuerzos para abordar este problema, mientras que un 66% quiere que los gobiernos adopten medidas más firmes. Además, el 60% desea que las empresas aumenten sus esfuerzos.
La encuesta fue encargada por WWF y efectuada por YouGov en Australia, Brasil, Colombia, India, Indonesia, Malasia, Países Bajos, Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos, países que, según la entidad ecologista, "tienen su seguridad alimentaria amenazada por daños a la naturaleza ocasionados través de la producción, el consumo o el desperdicio de alimentos de alto impacto".
"La buena noticia es que podemos hacer que el sistema alimentario funcione para las personas y la naturaleza. Si los alimentos se producen de manera sostenible, se distribuyen de manera justa y se consumen de manera responsable, podemos alimentar a todos sin destruir más bosques, ríos y océanos", declara el líder del Programa de Alimentos de WWF Internacional, João Campari, que incide en la necesidad de "aumentar la conciencia de la gente sobre el origen de los alimentos", así como de cambiar los comportamientos para garantizar el correcto funcionamiento del sistema alimentario.
