El arzobispo de Toledo asegura que "estamos en una sociedad empeñada en reabrir viejas heridas"

Actualizado: sábado, 17 mayo 2008 14:56

TOLEDO, 17 May. (EUROPA PRESS) -

El cardenal arzobispo de Toledo y Primado de España, Antonio Cañizares, advirtió hoy de que, aunque vivimos en una sociedad globalizada "en la que parece que todos estamos más unidos que nunca", la realidad es que es una de las épocas "en la que existe más división, más guerras silenciosas y más violencia". "Estamos en una sociedad empeñada en reabrir viejas heridas, o que sencillamente está desintegrada".

Por ello, pidió a los jóvenes españoles que reflexionen para comprender el misterio de la Eucaristía, "porque así tendremos algo que decir al mundo, ya que no se puede aceptar a Cristo, ni tampoco a la Iglesia, sin la Eucaristía".

Así, resaltó la necesidad de trasladar esta idea de la Eucaristía a los jóvenes a través de la catequesis, para que así también "trascienda fuera de la Institución de la Iglesia, mostrando el sacrificio y obra de Jesucristo", ya que apuntó a que la clave para entender el misterio más profundo de la Eucaristía reside en Jesucristo, algo que para monseñor supone "el eje de la vida eclesiástica".

El purpurado toledano hizo estas declaraciones dentro de la conferencia "La Eucaristía, impulso para la juventud", que impartió en el salón de Concilios del Arzobispado de Toledo, y que se enmarca dentro del Encuentro preparatorio del XIX Congreso Eucarístico Internacional de Québec (Canadá), que se celebrará del 15 al 22 de junio.

Asimismo, realizó un discurso centrado en la necesidad de la adoración y entrega de todos los seres humanos a la Eucaristía, "este misterio tan grande", que pone de relieve "el amor sin extremo ni medida de Cristo hacia nosotros".

Esta necesidad de adoración y entrega, dijo monseñor, está encaminada a todos, "pero especialmente a los jóvenes, porque ellos reflejan una mentalidad concreta que nos hace mirar a las verdades de la historia a la vez que vemos la realidad del presente".

Una apreciación que trasladó hasta el momento de la crucifixión de Cristo, en la que lo externo aparece como una "violencia brutal", pero que interiormente se convierte en la entrega de su amor a la humanidad para un único fin; el de la trasformación del mundo, que es la idea de que Jesús es "el todo en todos", y la victoria del amor sobre el odio, "porque sólo así podrá surgir un nuevo mundo".

En este punto, resaltó la cena de Pascua,"donde Jesús nos entregó su memorial", es decir, "a través del pan y el vino nos ofreció su cuerpo y su sangre para que la bebiéramos", esto significa, según Cañizares, la entrega de su amor hacia todos, "porque cuando comemos el pan que nos ofrece Cristo nos convertimos todos en uno solo", y esto, dijo, "se cumple y se recuerda en el tiempo a través de la Eucaristía".

"El sacrificio de Cristo fue la Eucaristía misma", resaltó monseñor Cañizares, "y no se puede entender de forma separada", ya que si así se hiciera, subrayó, "significaría negar la Eucaristía, y por tanto, negar la Cruz", o lo que es lo mismo, "disminuir el sacrificio del redentor", algo así, bromeó, como si Jesús hubiese muerto en la cruz por un accidente laboral.

La clave de la muerte o sacrificio de Jesús está, según el purpurado toledano, "en que murió por nosotros", algo que se rememora constantemente en la Eucaristía, por la que, cada vez que se celebra, "se actualiza su amor sin medida".

Ante esta idea, monseñor Cañizares abogó por la unidad de todos los fieles cristianos del mundo "en el único cuerpo del Espíritu Santo", a través de la comunión de Cristo, un acto que significa "su entrega por nosotros", ya que "la comunión de Cristo es la comunión por la Iglesia, y uno sin otro no se entiende".

Finalmente, apostó por que la Eucaristía no puede terminar dentro de la Iglesia, "sino que debe salir y divulgarse por todos lados", para ello, al igual que lo hiciese el Papa Benedicto XVI en un encuentro con los jóvenes en Colonia (Alemania), pidió a los jóvenes españoles que contribuyan a lograr este fin.