El arzobispo de Valencia asegura que "ha llegado el momento de hablar valientemente de la vida sacerdotal"

Actualizado: viernes, 26 junio 2009 13:27

VALENCIA, 26 Jun. (EUROPA PRESS) -

El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, en una carta a la archidiócesis de Valencia con motivo de la apertura del Año Sacerdotal por el papa Benedicto XVI, asegura que "ha llegado el momento de hablar valientemente de la vida sacerdotal como valor inestimable y forma espléndida y privilegiada de vida cristiana".

En su carta, que titula 'La belleza de ser sacerdote aquí y ahora', el titular de la archidiócesis afirma que la celebración del Año Sacerdotal es una oportunidad "para que todos los sacerdotes volvamos a las raíces de nuestro ministerio" y también para que todos los cristianos "profundicen y descubran la grandeza del ministerio sacerdotal y su necesidad en la construcción de la comunidad cristiana".

Considera el prelado que "se nos regala un año de gracia", también para "tantos y tantos jóvenes que, estoy seguro, son llamados por el Señor y van a descubrir la naturaleza y misión del sacerdocio ministerial".

En su carta, el arzobispo de Valencia destaca que "la referencia a Cristo es la clave absolutamente necesaria para la comprensión de las realidades sacerdotales" y anima a valorar la importancia de que, "en estos momentos de la historia que vivimos, de oscurecimiento de la esperanza", los sacerdotes están llamados a "celebrar, enseñar y servir de modo especial el Evangelio de la esperanza".

Monseñor Carlos Osoro defiende que los sacerdotes tienen que ser "signos de contradicción y esperanza en una sociedad aquejada de horizontalismo y necesitada de apertura a la trascendencia, es decir, a Dios" y subraya que "se nos tiene que notar que somos hombres de Dios, hasta en nuestra manera de presentarnos en medio de los hombres".

De igual modo, afirma que la nueva evangelización "está pidiendo sacerdotes radical e integralmente inmersos en el misterio de Cristo", y con un "nuevo estilo de vida pastoral que esté profundamente marcada por la comunión con el Papa, con el Obispo y entre ellos mismos, y por una fecunda colaboración con los laicos en el respeto y promoción de los diversos cometidos y carismas dentro de la Iglesia".

"Cuántas cosas yo le diría a un sacerdote como hermano y amigo", exclama el prelado en su carta, en la que se dirige, personalmente, a cada sacerdote: "Tu vida se caracteriza por esa actitud esencial de servicio al Pueblo de Dios. No busques más que servir a la plenitud de la vida del hombre y a su liberación integral. Ello te está pidiendo una respuesta constante, ser hombre de Dios".

De igual modo, resalta el arzobispo de Valencia otra característica del sacerdote, ser "hombre de comunión, que encarna y manifiesta la esencia misma del misterio de la Iglesia". Según monseñor Osoro, ser hombres de comunión es "hacer posible que la Iglesia sea y se manifieste en medio de los hombres como comunión de amor, como signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano".

Para aprender a ser "hombres de comunión", el arzobispo anima a los sacerdotes a "tener el coraje de mirar al corazón, sobre todo al misterio de la Trinidad que habita en nosotros y cuya luz ha de ser reconocida en el rostro del hermano que está a mi lado".

De igual forma, alienta a tener "la osadía de sentir al hermano en la unidad profunda del Cuerpo místico"; además, la "valentía de ver lo que hay de positivo en el otro", así como "el atrevimiento de dar espacio al hermano en mi vida, llevando la carga de los otros", y la participación activa en "todos los espacios de comunión que me proporciona la Iglesia".