Uno de cada cuatro universitarios utilizan el messenger a diario

Actualizado: miércoles, 9 agosto 2006 22:55


MADRID, 9 Ago. (EUROPA PRESS) -

La mensajería instantánea, popularmente conocido como 'messenger', se ha convertido en el instrumento de comunicación que ofrece Internet de uso más común, hasta el punto de que uno de cada cuatro universitarios afirman utilizarlo a diario. Según un estudio hecho público hoy por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), el Instituto de la Juventud y Obra Social CajaMadrid, la amistad evoluciona, en este ámbito, hacia el contacto con desconocidos que en persona no serían tal cual se muestran en la Red.

La investigación 'Jóvenes y cultura messenger. Tecnología de la información y la comunicación en la sociedad interactiva' muestra cómo éstas se han convertido en un bien de primera necesidad para los jóvenes, dándoles independencia con respecto al mundo exterior. La investigación analiza el posicionamiento, tipo de uso y valoración de las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) entre los adolescentes y jóvenes de 12 a 29 años.

Según se desprende de este trabajo, esta independencia ha creado un cambio radical en la sociabilización y forma de relacionarse de los jóvenes, ya que 'la presencia' y el 'contacto', considerados por los jóvenes como dos principios esenciales sin los cuales no se puede originar una amistad (en el sentido de una amistad que hay que cuidarla día a día, demostrando que se está al lado de la persona querida, que además habrá de comportarse de forma recíproca), han sido desbancados por la posibilidad de conectarse al messenger y entablar relaciones con personas desconocidas que, probablemente, en la calle, cara a cara, no serían tal cual se muestran a través de la red.

Dentro de los instrumentos cuminacionales que ofrece la red, el estudio confirma que los foros y chats están en franco declive y que el uso del messenger (mensajería instantánea) sube de forma imparable. De hecho, un 24.2% de jóvenes universitarios de 20 a 24 años afirman utilizar el messenger de forma diaria, frente al escaso 3.1% de jóvenes que reconoce utilizar diariamente los chats.

Las ventajas que los jóvenes ven en el messenger son muchas y variadas. En primer lugar apuntan a que permite una comunicación continua, prolongada y económica. Por otra parte, les permite comunicarse 'a la carta', es decir, elegir con quien se habla, mantenerse oculto 'al acecho' hasta que interesa 'aparecer', ampliar su red relacional o mentir 'con las cartas descubiertas' (todos asumen que, más o menos, mienten y que les mienten). Frente a los chats, que exigen una búsqueda activa, el messenger permite estar 'pasivamente disponible'.

Los jóvenes también apuntan como ventajas que es un medio seguro (se admite en la lista de contactos a quien se quiera), y en el que se está siempre disponible pero sin exponerse en el caso de que la conversación no interese. El messenger también posibilita para los jóvenes la creación de 'otros yo' que pueden actuar como reales y que aspiran a la e-moción, es decir, a relacionarse y emocionarse también de forma virtual.

El entorno en el que los jóvenes usan el messenger es, fundamentalmente, en el hogar familiar (donde se sienten seguros y se desinhiben) y de manera algo infantilizada (generalización de las abreviaturas, onomatopeyas, emociones, etc). Los jóvenes buscan para "conectarse" un espacio propio, aislado, que les ofrece multitud de posibilidades pero donde se corre el riesgo de aislamiento.

CUATRO DE CADA DIEZ ACCEDE A INTERNET

Actualmente, la mayoría de los jóvenes españoles poseen un ordenador en su propia habitación (el 63.1% de los jóvenes españoles de 15 a 29 años tiene ordenador y el 41.5% accede a Internet) Atrás quedaron las familias unidas por un PC situado estratégicamente en un cuarto de uso común, para así pasar más tiempo con sus hijos. La independencia de los jóvenes está ahora en su propio hogar.

Gracias a Internet los jóvenes han aprendido a acceder a comunidades virtuales que están mucho más allá de su propia habitación.

Finalmente, según esta investigación, se detectan brechas generacionales, no sólo respecto a los padres, sino entre los propios jóvenes: los de menor edad, por ejemplo, utilizan tecnologías que el resto no conocen o no aprovechan al máximo. También se establecen brechas digitales entre los jóvenes que tienen acceso y usan las nuevas tecnologías y aquellos que no tienen, o no quieren tener, ese acceso y uso.