MADRID, 12 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los musulmanes de todo el mundo celebran estos días el mes del Ramadán, durante el cual no pueden ingerir alimentos ni fumar entre la salida y la puesta del sol. Este ayuno voluntario supone un reto para muchos menores que deciden practicarlo aunque están dispensados de este sacrificio. En los centros de inmigrantes que acogen a menores en España se vigila especialmente a estos niños para que su tradición no comporte ningún riesgo para su salud.
Más de mil millones de musulmanes del planeta celebran durante este mes lunar la revelación del Santo Corán a Mahoma. Puesto que el calendario musulmán es lunar, el Ramadán varía de un año para otro con respecto al calendario solar gregoriano seguido en Occidente. Así, en España comenzó el 24 de septiembre.
Del Ramadán, lo más conocido es el ayuno pero, desde el alba, los musulmanes que voluntariamente lo sigan no pueden comer, beber ni mantener relaciones sexuales hasta la puesta de sol. Asimismo, no se puede mirar o decir lo que no es debido. Con estos ejercicios de dominio de sí mismo, el creyente musulmán manifiesta su veneración a Dios y su adhesión a la doctrina revelada en el Santo Coran al profeta Mahoma.
Enfermos, niños y viajeros, pueden dispensarse de los esfuerzos del ayuno del Ramadán si lo desean pero, según los musulmanes, la alegría de los que tras un día de privación rompen el ayuno es tan grande que los niños son los primeros en esforzarse.
La mayoría de los inmigrantes mayores de 12 años ingresados en los centros de protección de toda España están siguiendo el Ramadán propio de su religión musulmana, para lo cual cuentan con mediadores sociales conocedores de su cultura que les facilitan la realización del ayuno.
Así, la vida diaria de estos menores, en su mayoría de origen marroquí, se inicia desde el pasado 24 de septiembre con un ayuno voluntario desde que amanece y que continúa hasta la puesta de sol, sobre las 20.00 horas, y mientras tanto cuentan con la vigilancia de los profesionales sanitarios de los centros.
Al anochecer, se rompe el ayuno y se les ofrece la comida típica de esta celebración, compuesta por productos ligeros como los dátiles con leche, la tradicional sopa 'harira' que se sirve todos los días durante el mes de Ramadán y el 'tajin', un plato compuesto por carne, principalmente cordero, y verduras, acompañados por postres y dulces típicos.
En el caso de los niños como ya no pueden comer hasta la puesta de sol del día siguiente, se les proporciona una bolsa con zumos, frutas y bocadillos para que coman por la noche si les apetece antes del amanecer.
CONTROL SANITARIO
Debido a que la ausencia de comida durante tantas horas puede provocar problemas en los menores, los profesionales de los centros de acogida deciden si los chicos pueden seguir el ayuno y se les impide si presentan algún riesgo sanitario y si la nutrición es equilibrada.
En este sentido, el Ramadán también provoca cambios en el programa de actividades en los centros, por ejemplo, las deportivas. Durante este mes, en lugar de llevarlas a cabo por la mañana, se realizan a las 18.00 horas para que después del ejercicio y la ducha, puedan comer.
Una vez finalizado el Ramadán el próximo 23 de octubre, en los días posteriores se celebra el Aid, con la preparación de pasteles para el desayuno. Durante este periodo los inmigrantes tutelados en España llamarán a sus familiares para felicitarles las fiestas que son parecidas a las Navidades con tradiciones como comidas familiares o regalos.
