PAMPLONA, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -
La última mañana sanferminera vendrá marcada por la tradicional celebración de la octava de San Fermín y la despedida de la comparsa de gigantes y cabezudos. La celebración litúrgica tendrá lugar a las once de la mañana, en la capilla de San Fermín, y contará con la asistencia de la corporación municipal. Por otra parte, la despedida de los gigantes tendrá lugar a partir de las dos del mediodía, y se celebrará, por segunda vez, en la nueva estación de autobuses de Pamplona.
Acompañados por timbaleros y maceros, los miembros de la corporación municipal saldrán a las 10.45 desde el Ayuntamiento engalanada con los trajes de fiesta: los hombres con frac, guantes y chistera y las mujeres con los atuendos típicos de Roncal, Salazar y Aézcoa. Recorrerán la calle Mayor. La celebración litúrgico-musical comenzará a las 11 horas en la capilla San Fermín, informó el Ayuntamiento en un comunicado.
Estará celebrada por el deán de la catedral y vicario general de la Diócesis, Luis Oroz, acompañado por el párroco de San Lorenzo, Santos Villanueva, y el antiguo párroco de esta iglesia, Jesús Labari. La parte musical correrá a cargo de la Capilla de Música de la Catedral de Pamplona, bajo la dirección de Aurelio Sagaseta.
La octava a San Fermín se celebra desde antes de 1466 y cuenta con la presencia de la corporación municipal desde 1689, año en que se suspendieron los sanfermines debido a la muerte de la reina María Luisa de Orleans. Como la fiesta quedó bastante deslucida, el regimiento de la ciudad acordó celebrar la octava con mayor solemnidad y acudir en pleno.
Al regreso de la celebración, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos acompañará también a la Corporación por las calles de Pamplona seguidos de los maceros, dantzaris y timbaleros, en su último desfile de las fiestas de San Fermín. En la plaza Consistorial los gigantes bailarán su primera despedida festiva.
Tras llevar a cabo su habitual recorrido diario, la segunda despedida será a las 14 horas en la dársena de la nueva estación de autobuses. Los niños acudirán a dar su último adiós a estas figuras y disfrutarán de una lluvia de caramelos que intentará aliviar su desconsuelo.
