La red de prostitución de Barcelona desarticulada la semana pasada estaba dirigida por un rumano buscado desde 2006

Actualizado: sábado, 11 octubre 2008 21:17

Cada mujer estaba obligada a una decena de servicios sexuales al día a un precio mínimo de 30 euros

BARCELONA, 11 Oct. (EUROPA PRESS) -

El líder de la red de prostitución desarticulada el pasado fin de semana en el barrio del Raval de Barcelona es un rumano que ya tenía cursada una orden de detención europea desde 2006, cuando fue desarticulada una organización criminal rumana que controlaba la prostitución en ese mismo barrio y la colindante Ronda Sant Antoni.

Éste era el individuo encargado de conseguir, a través de sus captadores, la mayoría de las víctimas de aquella red desarticulada hace dos años, y que se saldó con más de 60 detenidos, informó hoy la Policía Nacional.

La red desarticulada ahora, en la Operación Alejandría de Policía Nacional y Guardia Urbana, se saldó con 44 detenidos, 31 de los cuales ya han ingresado en prisión.

Una de las imputadas es una rumana que actuaba como máxima responsable de la red en Barcelona, y que ya está en la cárcel por otros hechos.

LA OPERACIÓN SIGUE ABIERTA

La operación no está cerrada porque hay individuos identificados que no estaban en Barcelona durante las detenciones.

El juez imputa a los 31 detenidos los delitos de asociación ilícita, favorecimiento de la prostitución y explotación sexual, entre otros. Las diligencias continuarán su trámite en el Juzgado de Instrucción número 2 de Barcelona.

Los otros 13 detenidos están en libertad con cargos y deberán ir presentándose ante la autoridad judicial porque, según los investigadores, su grado de participación no exigió que comparecieran ante el juez instructor.

La organización operaba a nivel internacional, ya que se comprobó que algún detenido fue temporalmente a Bolonia (Italia) durante el Ramadán, porque en ese tiempo bajaban los beneficios en Barcelona. Algunas mujeres también fueron a Francia y Bélgica.

NO TODAS LLEGABAN ENGAÑADAS

Las víctimas se captaban en Rumanía, sobre todo en la zona de Pitesi, entre mujeres pobres, y se las llevaba a España con falsas promesas de trabajo. En Barcelona se las obligaba a prostituirse, bajo el control de un clan familiar de origen rumano que se había emparentado con un clan español.

También había mujeres que llegaban sabiendo que iban a prostituirse, pero ignorando las condiciones. En estos casos, los captadores en Rumanía conseguían convencerlas de ir a España a prostituirse, haciéndose pasar por compañeros sentimentales y con continuos regalos, según la Policía.

Todas ellas trabajaban en el Raval diariamente desde las 9 horas hasta altas horas de la madrugada, con un mínimo obligatorio de 10 a 12 servicios sexuales diarios, a un precio mínimo de 30 euros: 20 para la organización y 10 para el 'meublé' donde trabajaban --los máximos responsables de estas casas también fueron detenidos--.

Durante la investigación se comprobó que trabajaban al menos 22 días al mes, lo que supone más de 122.000 euros mensuales. El dinero se enviaba a Rumanía mediante empresas de envío de dinero o personalmente por miembros de la red.

Esta organización funcionaba en pequeños grupos aparentemente autónomos, compuestos por dos o tres víctimas, un controlador y un proxeneta.

10 LIBERADAS, UNA DE ELLAS MENOR

La policía ha llegado a indentificar casi 50 víctimas, pero el número total es difícilmente calculable porque algunas mujeres eran enviadas a otros países europeos. En la operación se liberó a 10 mujeres, una de ellas menor, y se las llevó a servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona y ONG's.

Los inmuebles que utilizaba la red, tanto para proxenetas como para prostitutas, los proporcionaba un paquistaní, también detenido en la operación.

Actuaron más de cien agentes de la Policía Nacional y la Guardia Urbana de Barcelona en varios pisos y calles del barrio. Se llevaron a cabo cinco registros en el Raval, además de detenciones puntuales en otros puntos de la ciudad. En algunos se encontraron sustancias estupefacientes, aunque el narcotráfico no era su principal negocio.

Se intervinieron 21.844 euros, 300 gramos de hachís, una bolsa de heroína, numerosas piezas de oro y teléfonos móviles y libretas bancarias.