SEÚL, 22 Abr. (OTR/PRESS) -
Tras 20 años al frente de la presidencia del conglomerado Samsung, Lee Kun-hee, de 66 años, se vio obligado a dimitir tras haber sido procesado por evasión de impuestos y abuso de confianza la semana pasada. A pesar de que en Corea del Sur están acostumbrados a ver cómo muchos empresarios son llevados ante los tribunales por acciones similares, en esta ocasión, el grueso de la población se ha llevado una gran sorpresa puesto que Lee Kun-hee era visto como casi un héroe al controlar el mayor grupo económico del país.
Un fiscal comenzó el pasado mes de enero una investigación sobre corrupción después de que un alto ejecutivo confesara que algunos de los máximos directivos escondían dinero para financiar sobornos a políticos, funcionarios y jueces. El fiscal acusó a nueve ejecutivos pero no encontró pruebas que confirmaran los hechos, mientras que en el caso de Lee, podría recibir una condena de prisión de entre 5 años y cadena perpetua de confirmarse la evasión fiscal.
Consciente del golpe que suponía esta revelación para los ciudadanos, Lee lamentó "profundamente preocupar a la nación", por lo que se comprometió a asumir su "plena responsabilidad al respecto". No obstante, este no ha sido el único cambio dentro de la empresa, puesto que el hijo de Lee, Lee Jae-yong, también dejará su puesto para trabajar en el extranjero, así como otros cuatro directivos, que dimitirán.
De esta forma, el grupo conocido como 'República de Samsung' desmantelará su oficina de planificación estratégica, organización opaca capaz de influir en sus 60 afiliados, según los críticos. De hecho, uno de ellos, el economista de Citibank Oh Suk-tae afirmó que no hay "más que un cambio de la gente que está a cargo. No hay cambio para nada en el hecho de que (la familia Lee) seguirá siendo propietaria".
