Actualizado 11/03/2007 17:51

Los polis de 'CSI Las Vegas' siguen un rastro de chicles para encontrar a una familia.

MADRID, 11 Mar.(OTR/PRESS)

Las pruebas son la clave en 'CSI'. Las corazonadas no sirven, da igual que un desalmado tenga toda la pinta de ser culpable... si no hay algo que lo demuestre o una pista que lleve hasta él, no hay nada que hacer, ya sea una huella, un pelo, una fibra sintética, una grabación o... ¿un rastro de chicles?

En el nuevo episodio que mañana emite Telecinco de 'CSI Las Vegas', 'Migas de chicle' (22.00 horas), Nick viaja a una ciudad del este Nevada para procesar el domicilio de la familia McBride, lugar donde ha aparecido una gran cantidad de sangre que parece indicar que todos los miembros del clan han fallecido a pesar de que todavía no se han encontrado los cuerpos. El forense entra en la casa vacía donde procede a inspeccionar las distintas habitaciones en busca de pruebas y le parece escuchar la misteriosa voz de una niña.

Sara, Warrick y Greg comparan las marcas de pisadas halladas en la casa con los números de pié de los distintos miembros de la familia. Más tarde, Sara localiza dos agujeros de bala en la cerradura de la puerta del sótano que le llevan a la planta inferior, donde encuentra asombrada cientos de plantas de marihuana. Parece entonces que el C.S.I. ha descubierto el motivo de la desaparición y que los McBride no son la familia que aparentan ser.

Un rastro de chicle y algunos restos de un jarabe para la tos hacen pensar a Nick que Cassie, la hija menor de los McBride, podría haber logrado escapar de una muerte segura. Su teoría cobra mayor fuerza cuando el resultado de las distintas muestras de sangre halladas en la casa revela la falta de coincidencia con el ADN de la pequeña.