Un artefacto sin explotar en un bote de zumo dejado por Estado Islámico en Raqqa
REUTERS / ERIK DE CASTRO
Actualizado: lunes, 12 febrero 2018 11:46

HRW reclama una mayor ayuda para proceder a limpiar la ciudad de los explosivos dejados atrás por los terroristas

MADRID, 12 Feb. (EUROPA PRESS) -

Las minas de fabricación casera colocadas por el grupo terrorista Estado Islámico en la que fue la capital de su autoproclamado 'califato' siguen cobrándose víctimas cuatro meses después de que la ciudad siria de Raqqa fue liberada por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza respaldada por Estados Unidos, ha denunciado Human Rights Watch (HRW).

Desde la liberación en octubre, cientos de civiles, incluidos más d 150 niños, han muerto o resultado heridos por la explosión de las minas improvisadas y las bombas trampa dejadas por Estado Islámico, la mayoría de las cuales son activadas por las víctimas y por tanto están prohibidas por el Derecho Internacional.

"La derrota de Estado Islámico en Raqqa fue pregonada como una victoria internacional, pero el apoyo internacional para afrontar el día después de la batalla y notablemente el mortal legado de las minas, no ha estado a la altura del reto" ha denunciado el director del programa de terrorismo/antiterrorismo de HRW, Nadim Houry.

"Los artefactos explosivos ya han matado y herido a cientos de civiles pero estas cifras seguramente aumentarán a medida que regrese más gente", ha subrayado.

Según las autoridades locales, a fecha del 20 de diciembre más de 14.500 familias habían regresado a Raqqa, principalmente a los barrios a las afueras de la ciudad. El Consejo Civil de Raqqa, a cargo de la ciudad, emitió el 21 de noviembre pasado una directiva instando a la población a no regresar a sus hogares antes de que los barrios sean limpiados de minas y explosivos.

Sin embargo, muchos de los residentes con los que habló el equipo de HRW que visitó la ciudad a finales de enero han contado que han regresado para comprobar cómo están sus casas pese a los riesgos ya que temían los saqueos o para evitar seguir en los campos para desplazados.

La Media Luna Roja Kurda y las organizaciones médicas internacionales que trabajan en la zona han informado a HRW de que entre el 21 de octubre y el 20 de enero han contabilizado al menos 491 víctimas, entre muertos y heridos, de las cuales 157 eran niños, si bien se sospecha que la cifra real sería superior ya que no todos consiguen llegar a los centros médicos.

Combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) en un vehículo blindado tras la liberación de Raqqa de manos de Estado Islámico el 17 de octubre de 2017 | Reuters

ESFUERZOS DE DESMINADO INSUFICIENTES

Pese a que algunos miembros de la coalición militar contra Estado Islámico que lidera Estados Unidos han donado fondos para el desminado de la infraestructura crítica de la ciudad, las autoridades locales y las organizaciones médicas han considerado que los esfuerzos por ahora son limitados en las zonas residenciales y hay una falta tanto de expertos como de material.

Los residentes han contado que familiares y vecinos han resultado heridos por explosivos activados al abrir su frigorífico o su lavadora o cuando han abierto una puerta de su vivienda. Pese a algunos esfuerzos visibles para concienciar a los ciudadanos sobre los riesgos de los explosivos, con algunos pósters, muchos residentes siguen arriesgándose.

Como consecuencia de ello, algunos residentes de Raqqa han optado por pagar a población local, a menudo mal equipada, para que arriesgue sus vidas en el desminado de las viviendas. El equipo de HRW pudo ver a jóvenes esperando en una rotonda para ofrecer sus servicios para inspeccionar viviendas y retirar escombros. Un residente local explicó que pagó unos 50 dólares a un hombre para que revisara su casa. "Es como jugar a la ruleta rusa pero estos jóvenes están desesperados por conseguir dinero", reconoció.

HRW ha reclamado a los donantes internacionales que hagan del desminado y de la concienciación sobre el riesgo de las minas una prioridad con el fin de proteger a la población. Además, ha pedido a los países vecinos de Siria que permitan el acceso de las organizaciones expertas en desminado y la asistencia humanitaria para los supervivientes.

Houry ha reconocido que, tras visitar Raqqa, le ha sorprendido "la discrepancia entre el apoyo internacional a la derrota militar de Estado Islámico y el muy tímido apoyo para afrontar el día después". "Si la situación no cambia, el legado de minas de Estado Islámico seguirá matando durante años", ha advertido el responsable de HRW.

Bombas dentro de un vehículo utilizado por militantes del Estado Islámico en Raqqa | Reuters

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