Publicado: jueves, 1 febrero 2018 17:13

Infiltraron a un agente al que los detenidos, que querían poner a alguien el "traje naranja", preguntaron si estaría "dispuesto a matar"

MADRID, 1 Feb. (EUROPA PRESS) -

Los Mossos d'Esquadra detuvieron a los presuntos integrantes de la célula yihadista desarticulada en Tarrassa (Barcelona) en abril de 2015, en la denominada 'operación Caronte', por el riesgo inminente de que cometiesen un atentado, pues desde hacía unos meses hablaban de lugares y personas concretas contra las que actuar.

Así lo ha explicado este jueves el instructor policial del caso durante el juicio que se está celebrando en la Audiencia Nacional contra los diez acusados por integración en la organización terrorista 'Fraternidad Islámica. Grupo para la predicación del Yihad' y para los que la Fiscalía pide condenas de entre siete y 19 años de prisión.

Según ha contado el agente, los Mossos venían investigando al grupo del "entorno de la mezquita" de Tarrassa desde 2014 y en un primer momento la actividad de la célula estaba más relacionada con el adoctrinamiento de jóvenes para, entre otras cosas, que viajaran a Irak o Siria y unirse al grupo terrorista Estado Islámico.

Así, ha relatado que en verano de 2014 los investigadores alertaron al juez de instrucción de un posible traslado a países en conflicto y de que uno de los integrantes de la célula ya había viajado hasta allí y estaba combatiendo, tal y como él mismo contó a su mujer y uno de los acusados en una llamada telefónica.

Por eso, ha remarcado que los Mossos solicitaron la activación de un agente que se infiltrara en la célula, lo cual fue aceptado. Según el relato ofrecido durante el juicio, el agente encubierto fue aceptado inmediatamente por el grupo y en las primeras conversaciones que tuvo con ellos ya salió a relucir la actividad del Estado Islámico.

"La función del agente era pasar testimonio de las conversaciones que tenían los investigados", ha explicado el mosso a preguntas de la fiscal Dolores Delgado, a quien ha informado que "quincenalmente se elaboraba un acta" con los datos de que disponía y ésta se enviaba a su vez al juez instructor. También se encargó de grabar las conversaciones entre los acusados, que luego se transcribían.

"SEGURO" DENTRO DEL GRUPO

Según el agente, el mosso encubierto no temió nunca por su seguridad, sino que "estaba muy tranquilo dentro del grupo, muy seguro", por lo que los investigadores no se plantearon tomar medidas extraordinarias.

"Desde el primer día ya estaban intentando adoctrinar al agente como persona nueva en el grupo. Esto nos chocó porque tan rápido es muy difícil. En comparativa con otros casos, la integración del agente fue muy rápida", ha añadido.

El mosso ha indicado que en la reunión que la célula mantuvo en la peluquería en la que trabajaba uno de ellos, Antonio Sáez 'Aali', el 13 de septiembre de 2014 ya se habló de atacar una sinagoga o de secuestrar a una persona, en concreto a la "directora de una sucursal de banco", para pedir un rescate y así financiarse.

En concreto, el agente ha dicho que fue Sáez el que expuso su plan al resto de asistentes a la reunión --entre los que ha identificado a todos los acusados más un menor que ya fue condenado por estos hechos-- y aseguró que tenía perfectamente identificada a la posible víctima del secuestro. "La voluntad estaba y les faltaba concretar", ha subrayado.

En todo caso, ha contado que la actividad de la célula se paralizó en otoño cuando llegó a sus oídos que estaban siendo investigados. Poco después, en diciembre, fue cuando tres de los acusados --Taofiq Mouhouch, Kayke Luan Ribeiro 'Hakim' y Mohamed el Gharbi-- viajaron en coche por Europa en dirección a Turquía para presuntamente pasar a Siria a combatir en las filas del Estado Islámico.

Desde España se emitieron órdenes europeas de detención y fue así como se consiguió detener a los tres en la frontera entre Bulgaria y Turquía, después de lo cual los Mossos solicitaron la entrada y registro de las viviendas de los investigados, ya que los arrestos podían llevar a los demás a destruir pruebas, según el agente.

"PONER A ALGUIEN EL TRAJE NARANJA"

Fue ya en enero de 2015 cuando, según el relato del agente, los integrantes de la célula empezaron a hablar buscar objetivos concretos para un atentado, buscando posibles localizaciones. Además, a principios de abril Antonio Sáez preguntó al agente infiltrado y al menor "si estarían dispuestos a matar a alguien" y les contó que quería "poner a alguien el traje naranja" que aparece en los vídeos de los secuestrados por el Estado Islámico, degollarlo y subir las imágenes a internet.

"Creía que un atentado así tendría más interés mediático y cumpliría sus objetivos, que era sembrar el terror. Eso fue el 2 de abril", ha explicado, así que para "garantizar la seguridad" los investigadores hablaron con el fiscal y el juez para proceder a las detenciones y "no arriesgar más".

Los Mossos sitúan a Antonio Sáez como uno de los líderes de la célula yihadista, pues encontraron en el registro de su domicilio una libreta con el "cuerpo ideológico de cómo montar una organización terrorista", que se basaba a su vez en otras organizaciones. En sus anotaciones, que el acusado también entregó a otros miembros del grupo, también figuraba el nombre de la célula.

Durante el juicio ha salido a relucir el nombre de Diego Frías, de quien los investigadores tuvieron constancia por Antonio Sáez, quien decía a los otros miembros del grupo que esta persona podía facilitarles el material para atentar en una sinagoga. Frías era una persona por entonces vinculada a la extrema derecha, pero el agente ha remarcado que "no se llegó a concretar su vinculación" con la célula, ya que más allá de que fuera nombrado en una ocasión "no se le vio participar en las reuniones habituales del grupo".

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